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Canciller Ricardo Patiño realizó la presentación de la Revista Línea Sur 2

«Si algo nos asalta en el mundo contemporáneo, como una repetición infinita, es la palabra crisis. Y pareciera que decir “mundo contemporáneo” es referirse al mundo presente y no al pasado, en el cual, ¡como ironía!, también la palabra crisis se bambolea sin pausas. Pero resulta que esas palabras de un modo extraño están sometidas a la gran palanca de todos los tiempos: la economía. Y aunque los monjes de la economía liberal hegemónica despojen a su materia de la sustancia política e ideológica, resulta que la economía sujeta todos los escenarios de la vida social en los países centrales y en los países periféricos. Lo que los aterra siempre es que los críticos tengamos a la economía política como el bisturí que corta, separa, desentraña y entiende los purulentos órganos del capitalismo nunca a secas….A veces como dogma o a veces como pretendida ciencia, los monjes liberales aparecen para mezclar las teorías económicas y resolver todas las crisis, las del pasado y las del presente».

Así comenzó la presentación, el Canciller de la República, economista Ricardo Patiño.

Ya lo decía, enfatizó, el premio Nobel de Economía Paul Krugman: “La historia del pensamiento económico en el siglo XX es algo parecida a la del cristianismo en el siglo XVI. Hasta que John Keynes publicó su Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero en 1936, la ciencia económica -al menos en el mundo anglosajón- estaba completamente dominada por la ortodoxia del libre mercado.

De vez en cuando surgían herejías, pero siempre se suprimían. La economía clásica, escribía Keynes en 1936, «conquistó Inglaterra tan completamente como la Santa Inquisición conquistó España». Y la economía clásica decía que la respuesta a casi todos los problemas era dejar que las fuerzas de la oferta y la demanda hicieran su trabajo”.

Pero resulta que nunca las recetas del dogma o de la ciencia económica liberal han resuelto con éxito las reiterativas crisis. Por el contrario éstas, se han agravado o han desatado desolación en los sectores sociales más vulnerables.

Desde hace algunos años atrás, el mundo asiste a la primera gran crisis económica del siglo XXI. Y el capitalismo, con esa fuerza increíble que tiene para reinventarse y reproducirse a pesar de sus infamias, sigue presentándose como el único sistema económico que puede garantizar esos otros valores modernos: la libertad y la democracia, manifestó.

Crisis europea

Mientras, contemplamos cómo los países europeos, agrupados en la Eurozona, hasta hace poco magníficos exponentes del Estado de bienestar, sucumben a la crisis y se ven empujados a aceptar los consejos de los organismos económicos internacionales: aplicar obligadamente las viejas recetas del ajuste estructural. Mientras, contemplamos cómo los países de América Latina, los del sur principalmente, son ahora magníficos exponentes de otro momento económico y político, precisó.

Sus gobiernos, de claros signos progresistas,dijo, han sorteado la crisis y están reconfigurando alternativas de integración regional para no someter a los pueblos a otra desolación económica.

Pero no solo contemplamos a los países de América Latina, ¡no! Nosotros hoy somos los actores de esos gobiernos progresistas. Nosotros somos los artífices de este nuevo momento político y económico que no se somete al dogma ni a los organismos internacionales que prescriben la economía global. Nosotros hoy estamos marcando nuestra ruta regional y nacional, destacó.

Para ello, anotó,  hemos necesitado articular los procesos políticos nacionales de nuestros países a los procesos políticos regionales. Condición básica para pensar la integración como única alternativa a la crisis y el dominio secular de la “economía globalizada”.

Pero la integración no solo es un cúmulo de proclamas y buenos deseos. ¡No! La integración del siglo XXI está marcada por la ruptura de los viejos modelos de las organizaciones que nos agrupaban a veces solo para la foto o para catapultar los intereses de los grupos que gobernaban nuestros países. Ahora la integración tiene el propósito fundamental de fortalecer la institucionalidad interna para fortalecer la institucionalidad externa. No podemos agruparnos, integrarnos, marcar pautas regionales si no tenemos instituciones fuertes que de verdad representen los intereses de nuestros pueblos, puntualizó.

Por eso, en nuestro caso, el Ecuador, la principal tarea ha sido cambiar radicalmente el Estado, ligarlo a la vida social y despojarlo de la inercia política a la que le había acostumbrado la élite, que por décadas lo administraba como negocio en aparente quiebra. Ahora el Estado es parte central de la vida social y económica de la gente. En ese contexto la recuperación de lo público ha sido fundamental, y eso ha pasado por reconducir las tareas del Estado y las del ciudadano.

Pero el hacer político también requiere de insumos reflexivos y académicos. Creemos que debemos pensar nuestros procesos, comparar experiencias, analizar la historia, desandar caminos, revisar visiones y conceptos; porque gobernar no es un quehacer separado del pensamiento y la crítica; porque gobernar es pensar y actuar, es deliberar y actuar, expresó.

Cuando lanzamos la idea de tener una Revista de política exterior,subrayó,  estábamos pensando en la necesidad de contar con una herramienta que estudie y profundice los temas que sustentan las acciones políticas de nuestro gobierno dentro y fuera del país. Una herramienta que escenifique en sus páginas los debates más actuales y críticos sobre la geopolítica regional y global. Una herramienta que nos permita acceder a las reflexiones de los especialistas más importantes en los diversos temas de la economía, la historia, las relaciones internacionales, la sociología, la política. Una herramienta, en fin, que acerque la política exterior al público y ayude a la conservación del objetivo de ciudadanizar la política exterior, enriqueciéndola y superando así el restringido mundo de la diplomacia y sus formas.

 Actual y oportuna

Esta noche lanzamos el Número 2 de la Revista Línea Sur, con mucha emoción y orgullo. Hemos pasado la prueba de hacer una revista seria, actual y oportuna, destacó.

En esta segunda edición superamos en calidad y profundidad. Y, justamente, el Dossier de la revista se preocupa de la crisis económica y la integración, tema con el que comencé esta intervención. Los autores analizan las medidas aplicadas en EEUU y Europa para enfrentar la crisis económica, analizan la integración como una respuesta suramericana a la crisis del orden global, la integración económica en Europa y una comparación con América Latina, explicò.

También hallaremos una interpretación sobre los gobiernos de izquierda en América Latina, que son procesos que aspiran a contrarrestar lo que uno de los autores denomina “integración subordinada” de los Estados Latinoamericanos, agregó.

En fin, concluyó, nuestra revista tiene un contenido superior, gracias a los editores y los autores que nos ofrecen un trabajo intelectual fuera de serie. Material que complementa el trabajo político de la Cancillería y los grandes objetivos de nuestro gobierno: la integración política y económica de América Latina y el Caribe.

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