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Modernidad y emancipación

Por: Julio Echeverría

El mejor homenaje y la mejor manera de recordar a estos tres grandes pensadores cuya rememoración nos convoca esta mañana, es la de abrir el diálogo con su obra, discutir sus tesis, poner a prueba el conjunto de sus hipótesis. Como nos ha planteado Raquel Serur, los tres desde su propio ángulo de observación del mundo, mantienen una identidad substancial; reflexionan sobre la modernidad, la indagan, la perforan, la observan desde otro mirador de posibilidades, la miran como necesitada de emancipación; contribuyen cada uno a su manera a volverla consecuente consigo misma.

En estas pocas notas que a continuación voy a leer, me concentraré sobre la intervención de Bolívar Echeverría, nuestro coterráneo, nuestro amigo, compañero y hermano recientemente fallecido.

I

Bolívar Echeverría instala su punto de observación de lo que podríamos denominar como la ‘gran transición histórica’ desde el campo del marxismo; ubica su intervención en la línea ya recorrida por los precursores del llamado ‘marxismo occidental’: Rosa Luxemburgo, K. Liebnecht, K. Korsh y G. Luckacs; llamémosla la ‘línea alemana’ del replanteamiento de la radicalidad del marxismo, frente a sus derivaciones dominantes en la época revolucionaria de inicios del siglo XX; operación de crítica tanto al marxismo en la versión de la socialdemocracia alemana clásica, como al de la tercera internacional, que derivará a su figura como marxismo soviético; sin embargo, esta operación es desde el interior y no desde fuera del proyecto de crítica al capitalismo propio de la izquierda marxista; en particular, comparte y desarrolla la tarea ya iniciada por G. Luckacs, para quien, el fenómeno de la cosificación y de la alienación no afectaba solamente a la clase burguesa, sino que comprometía al conjunto de la sociedad y de manera paradójica a su propio antagonista el movimiento proletario en sus distintas figuras, como clase obrera, como movimiento social más amplio.

Esta particular aproximación o punto de observación lo conduce a leer la obra de Marx, en particular su obra central, El Capital en la cual identifica una dinámica de acumulación y reproducción de la economía que se consolida sometiendo a su lógica a toda forma de vida; ‘la valorización del valor’ subordina la producción de valores de uso. Los valores de uso son expresión de articulaciones colectivas de sentido que en la deriva capitalista se encuentran sometidas o refuncionalizadas a la lógica del sujeto automático de la ‘valorización del valor’; su subordinación hace referencia al hecho de que los valores de uso existen solamente gracias a esta función de valorización que ejerce el ‘sujeto automático’. Esta aparece como la lógica de reproducción a la cual se ve sometida la modernidad.

La modernidad que aparecía bajo la figura utópica y mesiánica de la revolución, se vio entonces detenida o refuncionalizada por la fuerza devastadora del capitalismo, la cual actúa como código que predetermina incluso el locus de la contradicción.

Esta lectura del capitalismo al cual describe como responsable de una lógica que conduce a la catástrofe, da continuidad a las formulaciones de Rosa Luxemburgo, quien en su momento, observa agudamente la derrota de la izquierda alemana de su época, una derrota que sería la antesala del advenimiento de la catástrofe nazista.

Mientras autores como Adorno y Horkheimer denuncian el advenimiento de la catástrofe como totalitarismo, el cual se deriva de la misma lógica de la razón iluminista, una crítica que los conduce a recluirse en la fría y adusta seguridad de la crítica teórica; Bolívar Echeverría se adentra en la compleja tarea de poner en juego la relación capitalismo- modernidad; una operación radical que apunta a recuperar la emancipación que promete la revolución moderna; a intentar desconectarla de la deriva capitalista que la acota, la somete y la subordina. Su postura apunta a desanudar o desconectar esta vinculación entre modernidad y capitalismo.

Considero que el estudio de esta conjunción contradictoria entre modernidad y capitalismo, caracterizó a gran parte de la obra de Bolívar, cuyas formulaciones ya maduras, las realizará a mitad de los años 90 en su extensa investigación llevada adelante desde inicios de esa década, en la Universidad Nacional Autónoma de México, en el contexto del ‘Seminario permanente sobre modernidad y capitalismo’ que él dirigiera, y del cual se derivarán muchas de sus obras centrales, entre las cuales se destacan, las ‘Quince tesis sobre Modernidad y Capitalismo’; la compilación de todos los materiales de la investigación, en ‘Modernidad, mestizaje cultural y ethos barroco’, ‘La modernidad de lo Barroco‘, ‘ Las ilusiones de la modernidad’ y muchos de sus más agudos ensayos publicados tanto en México, su centro de actividad académica e intelectual, como en Ecuador, su país de nacimiento y de permanente referencia histórica.

II

¿Cómo entender esta disyunción posible entre modernidad y capitalismo?

La intervención del ‘sujeto automático’ que opera bajo la lógica de la valorización del valor, recurre a la configuración de un código que condiciona y organiza toda forma de producción e intercambio, y en cuya dinamia toda producción de valores de uso se ve condicionada. Este condicionamiento, sin embargo, no anula ni elimina la existencia de los valores de uso. Estos, si bien subordinados, operan como señales de sentido que bien podrían reconfigurarse si la estructura capitalista en la que operan se modifica. ¿Es posible liberar la producción de valores de uso de su subordinación a la lógica del capitalismo? ¿Es esa la radicalidad que exige la revolución moderna en su fase tardo capitalista? ¿Es esta la forma que asume la teoría crítica para conectarse con la emancipación moderna, para dotarla de viabilidad histórica efectiva?

Las posibles respuestas a estos interrogantes las encontramos en su teoría del ethos barroco. La construcción de su teoría del ethos barroco, está sustentada en investigaciones históricas de gran profundidad que apuntan a indagar la complejidad de las relaciones entre modernidad y capitalismo; el ethos barroco plantea una forma de configurar esta operación de subordinación del valor de uso por parte del valor que se valoriza; una forma que en la modernidad capitalista convive con otras configuraciones que emergen como otros ethos, (el clásico, el realista y el romántico), los cuales aparecen como formas que coexisten en determinados contextos socio-históricos, sin que entre ellos se ejerza una definitiva operación de dominancia de uno sobre otro.

Cada una de estas formas conjuga diferenciadamente esta subordinación del valor de uso al código que las condiciona; aparecen como modernidades diferenciadas; todas necesitadas de emancipación; como espacios para construir teoría, como indicaciones de campos donde indagar la construcción de una ‘modernidad no capitalista’. La magistral presentación de esta configuración compleja, plural, contradictoria y conflictiva deja abierto un camino para la reflexión y la reconfiguración de una teoría crítica de la modernidad despojada de dogmas.

¿El estudio de las formas de subordinación del valor de uso al valor que se valoriza; la complejidad diferenciada en que aparecen estas distintas figuras, es la forma con que Echeverría acomete su tarea de des-configurar el código de la valorización del valor?

III

Es a esta aproximación a la cual he caracterizado, en otra sede, como radicalismo impolítico. Lo cual no quiere decir a-político como podría sugerir una cierta confusión semántica. Y es que se trata de una operación de des-configuración de la subordinación capitalista que no podría realizarse sin el establecimiento al mismo tiempo de una aguda ‘crítica a la política moderna’, en cuanto ésta aparece como complemento, como fuerza activa de esta operación de subordinación.

La postura de Bolívar Echeverría nos sorprende por su radicalidad reacia a cristalizarse en forma o proyecto de alcances más o menos definidos o concretos; una radicalidad que, de esta manera, escapa a su positivización o inclusión en la lógica de aquello que quiere desmontar o contrastar, la lógica del capitalismo y su deriva hacia la catástrofe.

La política enfocada desde este punto de observación, solamente podría entenderse si está en capacidad de des-configurar el código de la valorización del valor en dirección a reconfigurar las estructuras de sentido que podrían activar la vigencia de los valores de uso, emancipados de la subordinación al sujeto automático.

Una postura que rechaza el cortoplacismo y la ultra-aceleración de la temporalidad de la política moderna, de aquella política que no se detiene a reflexionar críticamente sobre las consecuencias del progreso, que no advierte, bajo la ingenua promesa de emancipación que ofrece el desarrollo, el despliegue de la catástrofe.

Esta operación de desconstrucción crítica está en la base de la re-construcción de la política de la izquierda, tan necesaria en estos tiempos de aguda confusión teórica y programática.

En esta dirección, la obra de Bolívar Echeverría es fundamentalmente una operación de dialogo e interlocución con una izquierda a la cual le exige mayor radicalidad, a una izquierda que no logra advertir la real dimensión del despliegue del capitalismo, y al no hacerlo, termina por ‘poner el hombro’ para contribuir a su consolidación.

* * Ponencia presentada en el Conversatorio en homenaje a la vida y obra de Bolívar Echeverría, José Saramago y Carlos Monsiváis, organizado por el CONESUP, Quito, 14 de Septiembre de 2010.

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