¿La inteligencia artificial podría ganar en el futuro un premio literario, incluso el Nobel de Literatura? El escritor Mats Malm, miembro de la Academia Sueca y el Comité Nobel lo considera improbable, según comenta a SINC: “De acuerdo con el testamento de Alfred Nobel, el Premio Nobel de Literatura se concede a la persona que haya ‘producido la obra más destacada en una dirección ideal’. Desde 1901, esto se ha interpretado y aplicado en distintos criterios, y los más recurrentes son la excelencia, la novedad y la influencia. No cabe duda de que las máquinas se están acercando a las capacidades humanas, pero no veo motivos para creer que la IA vaya a superar en el futuro a la creatividad humana”.
En la reciente Feria del Libro del Madrid, durante un encuentro informativo organizado por la agencia EFE, la escritora Laura Mas señaló: “Me niego a pensar que un día un chatGPT pueda suplantarnos o sustituir el trabajo creativo, esa creatividad que nace de lo más profundo del alma humana, de esa entraña que es capaz de removernos. Una máquina nunca va a alcanzar ese nivel por muy perfeccionada que esté. Pero dicho esto, mi percepción es positiva si damos un uso correcto a esta inteligencia artificial, que nos va a deparar grandes sorpresas, junto a muchos cambios y retos”.
Por su parte, el escritor Santiago Mazarro recordó: “Hace no tantos años imaginábamos que en el futuro serían los robots los que harían los trabajos manuales y así los seres humanos podrían dedicarse a la creatividad; pero lo que nos hemos encontrado en la realidad es que los seres humanos siguen haciendo trabajos físicos en muchas partes del mundo y los robots ya escriben poesía. Cabe la posibilidad –y espero que no ocurra– de que, por primera vez, un avance técnico tenga más que ver con la sustitución del autor que con dotarle de herramientas. De alguna manera se trata de un futuro inevitable que dependerá de nosotros que no se convierta en una condena”.
En otro de los encuentros de esta feria, la ilustradora y escritora María Hesse también advirtió que la inteligencia artificial “recopila cosas un poco de todos, es un poco robo”, y la poeta y novelista Elena Medel recordó que siempre habrá un ser humano detrás de una máquina y puso el ejemplo de José Carrión, quien ha escrito un libro mano a mano con la IA. Este, a su vez, señaló: “Los algoritmos ya escriben mejor que muchos seres humanos. Creo que es una oportunidad para un giro conceptual, o para revalorizar la poesía más exigente”.
El poeta y ensayista Luis García Montero también hizo esta reflexión: “La IA tiene que aportar muchas cosas, pero nos descuidaríamos si no viéramos que también puede ser un espacio de manipulación, de normalización frente a la diversidad y de sesgos de todo tipo. A las máquinas las programan los seres humanos y a mí me ofrecen más desconfianza estos que aquellas. Creo que hay que controlar a las máquinas porque es necesario que los seres humanos tengamos cuidado con nosotros mismos”.
Durante el acto de ingreso en la Real Academia Española (RAE) de la experta en inteligencia artificial y lenguaje Asunción Gómez-Pérez, quien puso de manifiesto el papel crucial de esta institución para entrenar a la IA en el uso correcto del español, el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, advirtió: “No sabemos cuánto tiempo tardará la Inteligencia artificial en poder crear libros que podamos confundir con los que proceden de la imaginación humana, ni en construir nuevas creencias con palabras que podamos considerar propias de los humanos, ni en mantener conversaciones políticas que puedan influir en nuestras convicciones o contribuir a alterar la opinión de los ciudadanos. Es evidente que habrá que establecer límites jurídicos y éticos para la protección de valores y derechos, sea por la vía de la autorregulación o por medio de la regulación”. La Unión Europea ya avanza por ese camino.