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Síntesis de la teoría general

Por: Wilson Zapata Bustamante / Maestro Nacional

Como en otras materias, también en ajedrez hay ciencia y empirismo, y esta división de campos sirve mejor que la agudeza intelectual para diferenciar a profesionales y amateurs. Mientras los últimos se ingenian por descubrir el secreto de cada posición inventando un sistema original de resolver sus dificultades, los primeros, repletos de principios y leyes con rango científico y traducido además en fórmulas de fácil manejo práctico, acuden primordial y constantemente a este formidable repertorio ensayando cuál es la que conviene al caso. Pero no se crea la cosa sencilla, porque el tablero de ajedrez es un laboratorio terriblemente complicado en que los experimentos no se repiten jamás en forma idéntica.

Deléitense con la siguiente partida y conozcan al famosísimo Bobby Fischer.

Blancas: Donald Byrne

Negras: Robert Fischer

1. Cf3 Cf6 2. c4 g6 3. Cc3 Ag7 4. d4 0-0 5. Af4 d5 6. Db3 dxc4 7. Dxc4 c6 8. e4 Cbd7 9. Td1 Cb6 10. Dc5 Ag4 11. Ag5 Ca4 12. Da3 Cxc3 13. bxc3 Cxe4 14. Axe7 Db6! 15. Ac4 Cxc3 16. Ac5 Tfe8+ 17. Rf1 Ae6 18. Axb6 Axc4+ 19. Rg1 Ce2+ 20. Rf1 Cxd4+ 21. Rg1 Ce2+ 22. Rf1 Cc3+ 23. Rg1 axb6 24. Db4 Ta4 25. Dxb6 Cxd1 26. h3 Txa2 27. Rh2 Cxf2 28. Te1 Txe1 29. Dd8+ Af8 30. Cxe1 Ad5 31. Cf3 Ce4 32. Db8 b5 33. h4 h5 34. Ce5 Rg7 35. Rg1 Ac5+ 36. Rf1 Cg3+ 37. Re1 Ab4+ 38. Rd1 Ab3+ 39. Rc1 Ce2+ 40. Rb1 Cc3+ 41. Rc1 Tc2++

Esta partida se jugó en el torneo Ronsenwald Memorian en 1956.Una verdadera obra de arte que recibió el premio a la belleza en este torneo.

Síntesis de la teoría general

El gran José Raúl Capablanca concluye:

“Al considerar el juego de ajedrez como un todo dividido en tres partes: apertura, medio juego y final, lo que ha de tenerse en cuenta es la íntima interrelación entre las partes componentes del todo. Siendo el final la última parte, sin duda puede considerarse por sí mismo, pero ninguna posición del medio juego puede analizarse sin tener en consideración los posibles finales que se derivan de este. De igual manera, la apertura nunca debe considerarse por sí mismo, sino siempre en conexión con el medio juego y el final que pueden surgir de ella”.

Agrega Capablanca:” Si el ajedrez hubiera de considerase como un estudio puramente científico, los finales tendrían que estudiarse y comprenderse del todo antes de estudiar el medio juego. Del mismo modo, un estudio y conocimiento completos del medio juego tendrían que preceder al estudio de las aperturas. Considerando como un pasatiempo intelectual de naturaleza científica o artística, el asunto cambia. La mayoría de los que practican el juego se interesan por las combinaciones y los ataques directos contra el rey. Como que para esa clase de juego se necesita imaginación, semejante interés debe ser alentado. Según el jugador se perfecciona, otras cosas comienzan a interesarle y los otros aspectos del juego se hacen más importantes. Un poco de método, no obstante, desde el mismo comienzo, no será inoportuno, y la aplicación de los principios generales en todo momento solo pude ayudar y nunca disminuir el interés del juego”.

A beneficio y conveniencia de nuestros lectores se presenta un corto sumario de algunos de los principios generales, comprendidos en las distintas fases del juego, que fueran recomendadas por Capablanca:

En las aperturas debe enfatizar en:

  1. El rápido y sólido desarrollo, evitando la creación de cualquier debilidad permanente. Entiéndase que si por medio de su desarrollo induce a su oponente a crear cualquier debilidad, tanto mejor. El desarrollo se debe dirigir al dominio del centro, ya por la inmediata posesión de este por los peones, ya por la acción del largo alcance de las piezas.
  2. No mover la misma pieza dos veces antes de que haya ocurrido el desarrollo completo.
  3. Evite la pérdida de material sin plena compensación.

En el medio juego debe enfatizar en:

  1. Coordinar la acción de sus piezas.
  2. El dominio del centro, el cual es esencial para materializar un ataque acertado contra el rey.
  3. Los ataques directos y violentos contra el rey deben hacerse en masse (en masa), con toda la fuerza, para asegurar su éxito. La oposición debe vencerse a cualquier costo. El ataque no se puede dejar sin concluir porque eso significa, generalmente, la derrota.
  4. Si las otras cosas son iguales, cualquier ganancia de material, por pequeña que sea, significa la victoria.
  5. La posición tiene el primer lugar, el material viene después. El espacio y el tiempo son factores complementarios de la posición.
  6. Si la partida ha de decidirse en un final, considere el tipo de final que ha de presentarse antes de cambiar piezas.

En los finales debe hacer hincapié en:

  1. El tiempo, el cual aumenta en importancia en los finales.
  2. Dos alfiles son mejor que dos caballos.
  3. Un alfil es mejor, por lo general, que un caballo, pero no siempre.
  4. Torre y alfil son mejores, por lo general, que torre y caballo.
  5. Dama y caballo son, generalmente, mejores que dama y alfil.
  6. Los peones son más fuertes cuando todos están en la misma línea.
  7. Cuando el oponente posee un alfil, por lo general, es mejor que usted tenga sus peones en casillas del mismo color que el alfil de su adversario. Cada vez que usted tenga un alfil téngalo o no su adversario, mantenga sus peones en casillas de color opuesto al de su propio alfil.
  8. El rey, una pieza puramente defensiva durante la apertura y el medio juego, muy a menudo se convierte en los finales en una pieza ofensiva. En muchos finales el rey es factor decisivo para alcanzar la victoria.
  9. En los finales de una o dos piezas menores, generalmente, se debe avanzar el rey hacia el centro del tablero. En los finales de rey y peones casi invariablemente se debe hacer así.

Concluyamos que el ajedrez tiene un aspecto científico y teórico, manifestado en el libro y en la revista, que se va perfeccionando lentamente, gracias a los esfuerzos tenaces de una elite de investigadores, y otro aspecto de lucha realizado en la partida, donde, apoyándose en los conocimientos adquiridos por el estudio libresco, sobre todo en la apertura y el final, se persigue encarnizadamente la victoria por todos los medios que son, no sólo técnicos en relación con las fichas y el tablero, sino también psicológicos en cuanto atienden a las condiciones de inteligencia y de carácter del adversario. Pues bien; en comprobación de la gran semejanza que el mundo del ajedrez, no obstante su apariencia abstracta y sus artificios combinatorios, mantiene con la vida real, podemos observar también en él la preponderancia del luchador, del hombre de acción que persigue un fin positivo y concreto, sobre el pensador, que con afanosas y profundas especulaciones, trata de encontrar el camino de la verdad en el intrincado entrecruzamiento de relaciones que existen entre las cosas.

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