De esta manera, se desconcentrará el manejo del sistema por parte de una sola entidad (Senescyt); fortalecerá la autonomía de las instituciones de educación superior; además, se promoverán herramientas que permita a los aspirantes, desde su formación media, tener una adecuada orientación vocacional que los lleve a elegir su carrera de manera informada, así como desarrollar competencias y habilidades para la educación universitaria y tecnológica, garantizando la continuidad del proceso formativo de los nuevos bachilleres.

En ese sentido, uno de los cambios fundamentales es la eliminación de la evaluación del test de competencias y habilidades Transformar, como requisito para ingresar a las Universidades y Escuelas Politécnicas, siendo ahora potestad de las instituciones, en el marco de su autonomía, determinar el mecanismo, de ser necesario, que el aspirante deba seguir para el ingreso a la respectiva carrera.

Si la Universidad o Escuela Politécnica considera que no es necesario aplicarlo, podrá admitir al estudiante únicamente con la nota del examen de grado tomada por el Ministerio de Educación, entidad que en el primero de bachillerato aplicará un test de orientación vocacional a sus estudiantes, lo cual le permitirá desarrollar un plan de profesionalización basado en sus habilidades y competencias.