Editorial
Corporación Universidad de la Costa
El lugar de la prensa en la configuración del imaginario nacional integró proyectos hegemónicos que habrían de materializar prácticas de estado1 y gobierno sobre territorios y gentes que no se conocían entre sí, pero que además por su distancia geográfica y cultural podrían, en alguna medida, pertenecer o dar lugar a otros procesos de identificación y movilización de nación (Anderson, 2006). Aun así, países como Colombia no han cerrado su proceso de organización de un estado-nación cuyo consenso unifique sus pueblos. Quizás, algunos apegados a la moral como único punto de partida para escudriñar la realidad en su espacialidad y tiempo, dirán que allí radica el problema, y entonces, los pueblos tendrían que abandonar el sentido de lo propio para dar paso a la uniformidad de la pregonada unificación, o, por el contrario, otros apelarían a la pureza genética y cultural como elemento de virtud y orgullo. Al respecto y sobre ambas posiciones queda un largo listado de preguntas sobre el porqué de la pretensión homogeneizadora y segregadora de no pocos pensamientos políticos en nuestra historia reciente, y el porqué se están fortaleciendo luego de las victorias de procesos multiculturales y diversos sobre otras esferas de la vida social.
Iván Rodrigo Mendizábal, profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar – Sede Ecuador del Área de Comunicación – UASB contribuye con un capítulo «Comunicación política en la esfera pública digital: representaciones, poder y subjevitidades». Su capítulo es «Discursividad».
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