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Culmina serie: Calles, casas y gente del centro histórico de Quito

El próximo martes 11 de diciembre se hará la presentación de las dos ediciones finales de la serie Calles, casas y gente del Centro Histórico de Quito, del autor Fernando Jurado Noboa y editados por el Instituto Metropolitano de Patrimonio.

El evento de presentación de los últimos tomos de esta serie sobre la arquitectura del centro histórico de Quito, tendrá lugar a las 19:00 del 11 de diciembre del 2012 en el monasterio de Santa Clara.

Esta serie de libros es una obra bibliográfica que se convierte en un verdadero testimonio de la memoria arquitectónica de Quito, material de necesaria consulta de investigadores, profesionales y amantes de la historia de la ciudad capital del Ecuador.

Con la edición de los tomos XI y XII, de la serie Casas, calles y gente del Centro Histórico de Quito, de 1534 a 1950, culmina el proyecto que inició su autor hace más de 30 años con un estudio final sistemático de 30 meses en torno a los documentos de la ciudad, en sus seis antiguas notarías desde 1563 a 1750, conservados en el Archivo Nacional.

En 1989 con el auspicio del Banco Central, salieron a luz dos pequeños tomos con los títulos de Plazas de Quito y Calles de Quito. Pocos años después, la obra es retomada gracias al embajador Horacio Sevilla Borja y la acogida del arquitecto Carlos Pallares Sevilla, Director Ejecutivo del ex Fonsal, como un homenaje a la ciudad al conmemorarse 25 años de su declaratoria como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

El ex Fonsal, ahora Instituto Metropolitano de Patrimonio, informó con respecto a la obra inicial, que se realizaron varias innovaciones; se amplió el área cubierta, incluyó nuevas arterias, nuevos datos y se logró un avance de medio siglo más; es decir, se incluyó  información hasta 1950, todo lo cual enriquece su contenido y bibliografía.

Calles

El autor, empezó por las calles en sentido oriente-occidente, porque ellas guardan mejores testimonios arquitectónicos que las que van en sentido norte-sur (Tomos I: De la Egas a la Chile; II: De la Espejo a la Bolívar, y III: De la Rocafuerte a la Portilla). El tomo IV, a manera de bisagra articuladora estudia la plaza Mayor y la calle de las Siete Cruces (calle García Moreno). Luego vienen los estudios de las calles de norte a sur (V: De la Quiroga a la Cuenca; VI: De la Benalcázar, Venezuela y Vargas; VII: De la Guayaquil, Luis Felipe Borja y Maldonado; VIII: De la Flores a la Los Ríos). Los cuatro últimos tomos se dedican a las plazas articulares de la ciudad (IX: plaza de San Francisco; X: plaza de Santo Domingo; XI: plaza de Santa Clara; y XII: plaza del Teatro, plaza de San Agustín, plaza de la Merced).

Los doce tomos fueron editados en el transcurso de ocho años, suman 4.657 páginas y poseen un total de 1.187 ilustraciones, entre planos, fachadas, calles, casas y detalles arquitectónicos y fotografías de Sebastián Crespo.

El asunto más importante ha sido la incorporación de mayor material humano a los textos, pues definitivamente las calles, las casas y las plazas, toman vida y cobran sentido cuando son transitadas y vividas por la gente. Esta riquísima información va tanto por el accionar de grandes ecuatorianos que vivieron en determinados sitios de la ciudad, y les dieron sabor e identidad a las calles, como por el asumir y rescatar los nombres populares de las primeras décadas del siglo XX, que merecen ciertamente la incorporación al discurso histórico.

Gabriel García Moreno y Eloy Alfaro están presentes

En las páginas de estos tomos han desfilado con frecuencia Gabriel García Moreno y Eloy Alfaro, quienes de acuerdo con el autor, son los pilares angulares del país, y que tanto vale el uno como el otro. Su obra por Quito es evidente y se la puede aún palpar. Por otra parte, como ya habrán advertido los lectores de los volúmenes iniciales, es evidente la presencia de todos los estamentos sociales de la ciudad. Sin embargo, un enfoque especial se ha dado a las clases populares, es decir a tenderos, artesanos, vecinos de los pisos bajos de las antiguas casas quiteñas y de los indígenas que ayudaron a hacer de Quito, la ciudad que ahora es.

Los investigadores y curiosos tienen una gran ayuda en los índices onomástico y toponímico que posee cada tomo. Quien desee encontrar datos específicos sobre élites y sobre clases medias, tiene material de sobra en esta monumental obra.

Para el autor, ubicar exactamente las casas quiteñas entre 1534 y 1950 ha sido una labor ardua y penosa, pues los documentos en general, señalan hechos ordinarios o particularidades en su tiempo, que ahora resultan complicadísimos para llegar a su entraña exacta.

El autor: Fernando Jurado Noboa

Fernando Jurado Noboa comenta en uno de sus trabajos que Quito creció largos siglos hacia adentro, y que los límites de la ciudad siguieron siendo los mismos, pero aumentaban las personas y aumentaban las casas. Una gran casa se subdividía varias veces y esa es la razón por la cual al estudiar los planos de fines del siglo XIX y de principios del siglo XX, se advierten casas que comparten patios y puede adivinarse cómo una casa fue cortada y subdividida.

Todo este proceso de reconstrucción lleva a cometer errores de metros y aún de mayores detalles. Por eso el autor reconoce que se verán cambios con respecto a datos de localización ofrecidos en la primera edición (1989) y a otras obras suyas, e incluso con relación a otros tomos de esta serie. Desde luego, es posible que otros investigadores o el mismo autor, pudieran brindarnos nuevos datos y mayor precisión en el futuro.

En historia nadie jamás dirá nunca la última palabra, a no ser que el supuesto historiador no haya investigado en la vida en papeles viejos. Y aún hay que decir que la historia de un mismo suceso o de un mismo período necesita varias miradas y remiradas, pues no hay que tener miedo a las diferencias, si estas son de buena fe.

Los dos tomos que serán presentados públicamente la próxima semana cierran esta magnífica serie sobre la historia de las placetas articulares de la ciudad: La plaza de Santa Clara, sus casas y vecinos, llamada también plazuela del conquistador Alonso Casco o plazuela de los ajusticiados (Tomo XI) y la historia de las plazas del Teatro, de San Agustín y de la Merced.

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