Cuando un par de ojos no es suficiente para ver y se necesita la fuerza del alma para mirar y percibir el mundo exterior es ahí cuando entra en juego la sensibilidad humana.
Valorar en carne propia lo que las personas no videntes aprecian con el resto de sus sentidos fue el propósito del Taller de Sensibilización en Discapacidad Visual, que organizaron Bienestar Universitario y el Centro de Información y Biblioteca, para crear conciencia en la comunidad universitaria.
Esta capacitación se desarrolló para prestar una mejor atención a los jóvenes invidentes que se han incorporado como funcionarios de la Universidad así como a los alumnos de la Maestría de Estudios de la Cultura y de los programas de Especialización Superior en Derechos Humanos y Comunicación.
A cargo del taller estuvo un grupo conformado por profesionales invidentes de la Universidad Politécnica Salesiana que está replicando esta enseñanza con el objetivo de que la comunidad universitaria de la Andina aprehenda esta nueva experiencia.
El personal administrativo, docente y de servicio, guiado por un grupo de apoyo, realizó un recorrido por el estacionamiento de esta casa de estudios, cubiertos los ojos y sosteniéndose en un bastón. Más de un susto y angustia vivieron los participantes, quienes contaron sus impresiones de la experiencia.
Hay que pensar en una universidad incluyente.
Posteriormente, los asistentes recibieron una charla basada en tres puntos: una mirada histórica; la diversidad y la discapacidad; y, cómo pensar en una universidad incluyente.
María Isabel Betancourt, una de las impulsadoras no videntes del taller y ahora funcionaria de la Biblioteca de la Universidad dijo: “Hemos tenido una muy buena respuesta del personal de la Universidad, incluso, tuvimos sugerencias muy buenas como la de extender este taller a los estudiantes universitarios de todo el país porque todos debemos aprender a tener un mejor trato hacia las personas con discapacidades”.
El estudiante no vidente, Wilmer Miranda, explicó al público que ser invidente no significa tener una limitación. “Al contrario es la oportunidad de potenciar otros sentidos que están dormidos”, dijo.
Recomendaciones
El grupo de profesionales a cargo del taller ofreció algunas recomendaciones para considerarlas cuando se esté junto a personas invidentes: Ofrezca su brazo en señal de apoyo, colóquese un paso más adelante, de tal forma que la persona invidente sentirá cuando debe caminar, frenar, subir o bajar escalones; guíelo para que pueda sentir seguridad en sus palabras. No conviene darle la mano para llevarlo a algún lugar; cuando esté cerca de un asiento, permítale sentir con su mano el espaldar de la silla para que pueda sentarse; hable con toda naturalidad empleando las palabras: viste el programa, miraste las fotos, durante cualquier conversación y sin reparo alguno. No tiene por qué sentirse mal; cuando un objeto se ha caído al suelo, oriéntelo en el espacio, dele ubicaciones como: “está a tu izquierda”, “está al frente”, etc. Para firmar un documento, tome su mano y aproxímelo al lugar correcto; siempre ofrézcale su ayuda, no dude en hacerlo.
El estudiante no vidente, Wilmer Miranda, explicó al público que ser invidente no significa tener una limitación. “Al contrario es la oportunidad de potenciar otros sentidos que están dormidos”, dijo.