La investigación en nanomateriales podría sustituir fibras sintéticas y tintes contaminantes por estructuras inspiradas en mariposas, minerales y hongos. Una vía para reducir el impacto ambiental y sanitario de la industria textil. Este y otros temas fueron debatidos durante la 12ª Jornada de Moda Sostenible, celebrada recientemente en el Real Jardín Botánico de Madrid.
La manipulación del color es esencial para la industria de la cosmética y la moda. Si bien existen pruebas arqueológicas con 30 000 años de historia que datan de su uso en fibras textiles, su empleo actual –en forma de tintes– es uno de los principales factores de impacto en el medioambiente.
En una ponencia, durante la 12ª Jornada de Moda Sostenible celebrada el pasado jueves, Ceferino López, investigador del Instituto de Ciencias Materiales del CSIC, contó a los asistentes que al menos un 20 % de la contaminación del agua procede de este proceso productivo.
La respuesta a esta problemática se ha encontrado siempre en la naturaleza y en su biodiversidad, desde animales hasta especies vegetales, explicó.
Los estudios revelan que al menos un 20% de la contaminación del agua se debe al uso de tintes
Mariposa morpho. / Freepik
“Un caso famoso es el de la mariposa Morpho, que posee un azul impresionante sin necesidad de tintes, debido a que sus escamas están construidas con unas nanoestructuras que reflejan este color”, comentó a SINC López durante una breve entrevista, tras la jornada del Jardín Botánico.
Ingeniería de materiales
La razón de ello es su color estructural. Mientras los tintes funcionan gracias a la absorción de ciertas longitudes de onda, hay animales y objetos en la naturaleza que tienen la capacidad de manipular su cromática sin ningún tipo de añadidos, argumentó el científico en la ponencia.
En este sentido, las plantas en primavera, al estar llenas de clorofila, consiguen asimilar el rojo y el azul para parecer verdes; y en otoño se llenan de carotenos que absorben la gama cromática más fría, por lo que dejan bosques de tonos rojizos y anaranjados.
No obstante, otras formas de manipular el color son como las que obtienen las pompas de jabón por el hecho de ser láminas delgadas y transparentes donde la luz se refracta en las paredes”, señaló el científico. «Los fenómenos de interferencia de la luz en capas muy delgadas reflejan muchos colores en distintas direcciones», explicó.
Los pigmentos se podrían sustituir por nanoestructuras capaces de manipular el espectro visual
Según López, experto en ingeniería de materiales, este mismo proceso se podría replicar mediante nanoestructuras capaces de manipular el espectro visual, como hacen los ópalos, insectos, ciertos minerales y mamíferos.
Sin embargo, “en la industria textil no está suficientemente explotado”, advirtió a SINC el investigador. “Faltaría saber si el coste compensa el efecto de los tintes, pero eso nadie lo ha explorado actualmente”, contó.
Hongos y bacterias
Entre otros materiales científicos para la producción de ropa, López destacó los llamados unleather –sucedáneos de cuero y pieles– elaborados con micelios de hongos, y otras alternativas de producción más radicales, como la piel sintetizada por bacterias.
Entre otros materiales destacan los llamados unleather –sucedáneos de cuero y pieles– y alternativas como la piel sintetizada por bacterias
Nanotubos de carbono
Otro ejemplo expuesto durante la jornada fue la creación de nanotubos de carbono, capaces de convertir la torsión en energía eléctrica, y que, insertados en la ropa deportiva, han demostrado ser capaces de generar voltaje. Pese a no poder cargar la batería de un móvil, el investigador contó que su desarrollo sí podría comunicar las constantes vitales de su portador a un centro de datos.
La investigación científica podría ayudar a mitigar el impacto ambiental de la industria de la moda
Según el ingeniero, la ciencia de los materiales podría ayudar a crear tejidos funcionales y sostenibles, no solo para la industria de la moda, sino también para puestos de trabajo que requieran productos inteligentes capaces de integrar sensores para diagnósticos médicos, antibacterianos, ignífugos, contra la radiación o con la capacidad de repararse a sí mismos.