La historia reciente de la educación pública ecuatoriana denotaba varias falencias en la formación de niños y jóvenes, con profesores mal preparados, ausencia de infraestructura e implementos que cumplan con los estándares mínimos.
El cantón Pedro Vicente Maldonado de la provincia de Pichincha era un ejemplo de que la enseñanza pasaba a su segundo plano en la decisión de las autoridades de turno, al tener escuelas en pésimas condiciones estructurales y en lo que tiene que ver a la calidad de la educación dejaba mucho que desear.
Escuela del Milenio Rafael Fiallos Guevara.
Sin embargo, la inversión en educación, que alcanza los USD 2.700 millones en este año, ha cambiado esa realidad y actualmente se palpan tiempos de cambio, como por ejemplo la política de educación gratuita en el ámbito público, con la entrega sin costo de libros, uniformes y alimentación o en la implementación de las Unidades Educativas del Milenio (UEM).
Las escuelas Bicentenario, en Quito, y Rafael Fiallos Guevara, en el cantón Pedro Vicente Maldonado (provincia de Pichincha) son dos de las 22 UEM que funcionan en el país y que forman de distinta manera a los niños y jóvenes ecuatorianos.
Escuela del Milenio Bicentenario ubicada en el barrio el Beaterio al sur de la ciudad de Quito.
La implementación de laboratorios de química, física, ciencias naturales, inglés y computación, y la biblioteca, forman parte del cambio que viven los estudiantes de las UEM, que además sirve de sede de la red que trabaja junto con las escuelas y colegios públicos aledaños, para cumplir con los parámetros mínimos de calidad en la enseñanza.
“En esta escuela he podido aprender más sobre el internet y las computadoras, gracias a la tecnología que tenemos”, mencionó Shaina Saavedra, estudiante del octavo de básica de la escuela Rafael Fiallos Guevara, plantel que tienen tecnología como pizarras electrónicas, proyectores (infocus), microscopios y computadoras con acceso a Internet.
Laboratorio de Ciencias en la Escuela del Milenio Rafael Fiallos Guevara.
El objetivo de las UEM es atender a sectores históricamente relegados, satisfacer la demanda estudiantil rural, mejorar la calidad académica y las condiciones locales. La construcción de este tipo de establecimientos tiene un valor aproximado de USD 2,5 millones.
Antes un profesor tenía que encargarse de hasta tres paralelos, ahora se destina un número cercano a los 32 estudiantes por profesor. “En la institución contamos con 21 profesores, un promedio de 35 niños o jóvenes por aula”, indicó Edison Vinueza, vicerrector de la UEM de Pedro Vicente Maldonado.
Además de la infraestructura de punta con la que trabajan estas instituciones, destaca también la preparación de los docentes. “Lo que más me llama la atención es que la mayoría de profesores tienen una maestría”, dijo la estudiante de tercero de bachillerato de la UEM Bicentenario, Mayra Herrera.
Así como las UEM priorizan la calidad en la educación, estas instituciones promueven la inclusión de los estudiantes con capacidades especiales. “Tenemos un proyecto que respeta el derecho constitucional de que la educación es para todos”, aseveró Vinueza.
Los padres de familia también dan su opinión por la mejora en la calidad de enseñanza que reciben sus hijos. “Esta unidad da la diversidad de formación en especial en el bachillerato, algo que antes no existía”, manifestó José Oñate, presidente del comité de padres de familia de la escuela Rafael Fiallos Guevara.
A escala nacional funcionan 22 escuelas del Milenio en 18 provincias: Carchi, Orellana, Napo, Chimborazo, Cotopaxi, Tungurahua, Azuay, Bolívar, Pastaza, Morona Santiago, Zamora Chinchipe, Sucumbíos, Esmeraldas, Manabí, Guayas, Santa Elena, El Oro y Loja.