El Informe de la determinación académica y jurídica de las Universidades y Escuelas Politécnicas del Ecuador», elaborado por el ex CONESUP, en el 2009, para dar cumplimiento al Mandato Constituyente número 14, detecta un total de 165 fortalezas en las Universidades y Politécnicas ecuatorianas, cifra que supera largamente a las 91 debilidades también detectadas.
«Muchas de las Universidades y Escuelas Politécnicas que cuentan con fortalezas sistémicas, también tienen debilidades estructurales; y, a la inversa, instituciones con varias debilidades pueden presentar al menos una fortaleza. Desde este enfoque de análisis, advierte el documento, los datos deben leerse transversalmente, y no verticalmente como un ranking punitivo. Podría decirse que, en términos generales, la universidad ecuatoriana ha mejorado estructuralmente en los últimos 20 años, no obstante la existencia y creación relativamente reciente de Universidades que claramente no cumplen con los requisitos mínimos para ofrecer una educación de calidad. En este sentido, la variable histórica (tiempo de funcionamiento) es esencial para tomar cualquier decisión sobre el futuro de estas instituciones», anota el docuento entregado a la Asamblea Nacional.
Todas las instituciones son perfectibles
El informe elaborado por los expertos del CONESUP destaca que «Indudablemente todas las instituciones son perfectibles, o aquellas que por diversos motivos no están en capacidad de incorporarse a un proceso de evolución y cambio que las identifique, con los tiempos que vivimos y las necesidades del País, estarían condenadas a desaparecer. No obstante es clave tener en cuenta que, a la luz de la información procesada en el presente estudio, cada institución es mundo aparte, cada una tiene sus propias características en cuanto a fortalezas y debilidades, y de esta forma deben tomarse las decisiones correspondientes sobre el destino de las mismas. Si en este informe hemos trabajado sobre promedios, es porque constituyen puntos de referencia para encontrar las fortalezas y debilidades del sistema como conjunto».
Por otra parte, agrega el documento, «el presente análisis ha puesto énfasis en la variable histórica; en este sentido es entendible que las universidades más jóvenes estén más expuestas a mostrar resultados negativos. Lo que resulta inadmisible es que ciertas universidades de mayor edad y experiencia sigan operando con deficiencias explícitas. Las otras variables, como el volumen de población estudiantil, el tipo público o privado, o incluso el tamaño de su infraestructura, también deben considerarse antes de hacer un juicio de valor sobre el desempeño institucional global y de la oferta académica de carreras y postgrados en particular».
Respecto a este último punto, enfatiza: «Está ampliamente probado, a través de las experiencias de evaluación y acreditación en todo el mundo, que el mayor acercamiento a la medición de la calidad de una institución, se realiza precisamente por medio de la evaluación de la oferta académica de cada institución. Un estudio de las características del presente, solo puede realizar una medición de macro-componentes del proceso académico, que sirve de base para la evaluación de carreras y postgrados, que no necesariamente confirman las conclusiones de un estudio institucional».
Queda -subraya- en la capacidad y conciencia de los Señores Asambleístas, juzgar con imparcialidad y objetividad desprovista de efectos coyunturales, esta realidad de la universidad ecuatoriana, técnica, pero sobre todo, honesta y tranparentemente descrita por el CONESUP, luego de un trabajo exhaustivo, utilizando solamente recursos financieros propios.
Es, concluye, responsabilidad también de los Señores Asambleístas, tomar las medidas a que hubiere lugar, dentro del marco de la Constitución, Leyes y Reglamentos vigentes.
Fuente: «Infome de la determinación académica y jurídica de las Universidades y Escuelas Politécnicas del Ecuador: Visión de Conjunto».
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