Por: Rodolfo Bueno
Criminal, sólo con este nombre se puede etiquetar a la Junta Militar que gobierna Egipto. Y sin que se sea partidario de la Hermandad Musulmana, HM, (fundada en 1928 por el maestro Hasan al Banna), no se puede menos que reclamar airadamente a los gobiernos del mundo para que desconozcan y boicoteen a la dictadura de Al Sisi, tirano educado en las mejores academias militares de los EE.UU., que por su propia voluntad y mandato ajeno se ha convertido en el verdugo de su pueblo. Esta campaña internacional debe encaminarse al derrocamiento de este régimen criminal y debe perdurar hasta que sus espurios representantes sean llevados ante la justicia.
La HM se componía hasta los años cincuenta de más de medio millón de miembros que luchaban contra el colonialismo inglés y se oponían a la creación de Israel en Palestina. Pocos meses después de que en 1952, el Coronel Naser derrocara la monarquía, apoyada por Inglaterra, las discrepancias entre la HM y el ejército se hicieron notorias; la alianza previa sólo había sido táctica, Naser era nacionalista y laico, mientras que la HM buscaba y busca hasta ahora el establecimiento de un Estado teocrático basado en el Corán.
En 1966, luego del intento de asesinato de Naser, fue ahorcado Sayyid Qutb, ideólogo de la HM; esto provocó la creación del movimiento yihadista por el entonces joven Ayman al Zauahiri, actual dirigente de Al Qaeda.
A partir de la década de los setenta, la HM se convierte en un movimiento centrista que reniega de su pasado violento y busca el apoyo popular. Luego del derrocamiento del régimen corrupto y represor de Mubarak, sostenido hasta lo último por un ejército que pretende retener sus privilegios sin someterse al control civil, Mursi, de la HM, gana las primeras elecciones democráticas realizadas en Egipto. El actual golpe de Estado se produce luego de que Mursi se alía con Turquía y apoya a los llamados rebeldes sirios. Egipto saldrá de su profunda crisis social y política cuando logre superar las divisiones que las potencias imperiales han logrado sembrar en su seno.
Sólo la unidad basada en una tolerancia que rechace todo tipo de conflictos sectarios, que evite la quema de iglesias cristianas, que combata la corrupción incrustada en la administración del Estado y elimine la intervención del ejército en la política, puede traer, además de la paz a la sociedad egipcia, la paz en esta conflictiva región del planeta.
Hacer propias las palabras de Voltaire: No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.