Por: Fernando Naranjo-Villacís.
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En su diaria jornada, el periodista, asume la conciencia crítica de la comunidad que le rodea, sin confundir hechos o comentarios, ni convertirse en portavoz de bandos en pugna, su tarea es la de confrontar diariamente con su propia conciencia profesional para contribuir a desarrollar un rol válido en esta sociedad.
Hace unos años, platicando con el colega, catedrático y buen amigo Carlos Villar Borda, refería: “El periodista en su misión meramente informativa, cumple un papel muy parecido al del maestro en la educación: el maestro educa dándole al ciudadano las nociones elementales que necesita para defenderse en la vida. El periodista no debe disfrazar la humildad de su condición y debe tener presente que su misión es informar verazmente sobre todo lo que ocurra y jamás situarse por encima de sus lectores o por encima de sus compatriotas.”
El fenómeno comunicacional se identifica con la responsabilidad ética del periodista frente al derecho a la verdad de las comunidades. Debe basar su trabajo en los hechos, revisar y comprobar lo que va a decir o escribir, pues una noticia mal dada, no confirmada, puede provocar un peligroso desfase de orden socio-político.
Hace medio siglo el famoso autor inglés H.J. Webster dijo: “La civilización es una carrera entre la comunicación y la catástrofe.” En esta era alucinante de medios virtuales, el periodista con su formación académica y las herramientas a su alcance, tiene el privilegio de contribuir a la posibilidad de paz, comprensión e integración en el mundo de hoy que es el de la comunicación.
Las crisis han existido siempre y en tal magnitud se hace difícil pensar en un mundo sin problemas. La crisis del mundo actual, es también la crisis de una adecuada educación y comunicación. Lamentablemente, la diaria actividad de muchos medios a nivel planetario, es alentada por malas noticias.
Que la llegada del 2014, sea una esperanzadora opción para: desarrollar y mantener el fraternal espíritu de concordia ciudadana, estimular el crecimiento de los sectores productivos y enaltecer los valores sustanciales de nuestro país. Que el noble propósito de paz y bienestar nos inspire.
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