EcuadorUniversitario.Com

Convergencias entre dos formas de lectura

 

Por: Mg. Luis Ernesto Pardo Rodríguez
Universidad de La Salle (Colombia)

“Después de haberme pasado doce horas ante la computadora,
mis ojos están como dos pelotas de tenis y siento la necesidad
de sentarme en mi confortable sillón y leer un diario,
o quizás un buen poema”.
Umberto Eco

La pandemia transformó las formas de enseñanza y aprendizaje de los seres humanos, posicionando la virtualidad como una alternativa viable por el ahorro de tiempo y costos que genera: matrícula, manutención y todo aquello que implica el desplazamiento desde casa hacia un centro educativo. Los ambientes virtuales de aprendizaje estimulan nuevas formas de acceso a la información a través de la Internet, del acceso a bases de datos, repositorios institucionales, la suscripción a grupos de estudio o de investigación en redes sociales, además de motivar la conformación de bibliotecas digitales personales para consulta directa aún sin conexión a Internet, todo ello, gracias a la descarga de libros, documentos, imágenes, videos o documentales.

Los modos de leer han evolucionado por las facilidades que ofrece la lectura digital. Los intereses de los lectores, usuarios, estudiantes, profesores e investigadores han cambiado de acuerdo con la realidad virtual: por un lado, el acceso ilimitado a la información permite estar enterado casi al instante, de los sucesos acaecidos en cualquier parte del mundo; por el otro, los dispositivos móviles han generado que hoy en día sea obligatorio leer y escribir al mismo tiempo, ya sea un mensaje de texto o un mensaje de correo electrónico, todas estas acciones obligan a escribir, a establecer un diálogo, a veces con sólo una o dos frases, así como, en ambientes académicos o laborales la redacción de un informe de varias cuartillas.

En estos tiempos cambiantes, la lectura tradicional en formato papel dio un vuelco hacia la lectura digital con la aparición de las nuevas tecnologías, una forma de leer que vincula textos, sonidos, música, imágenes interactivas, animaciones, e hipervínculos, que facilitan el acceso a las fuentes y recursos de información referenciadas por el autor en su obra. El propósito fundamental de la lectura digital es inspirar el espíritu creativo del lector-escritor mediante la aplicación de procesos cognitivos como: el entendimiento, la comprensión e interpretación del texto para la generación de nuevo conocimiento. Tanto la lectura en formato papel como la lectura digital son dos formas de aprendizaje que le facilitan la vida académica a estudiantes y profesores.

El contraste entre lectura en formato papel y lectura digital suscita un dilema que se dirime a partir de los siguientes cuestionamientos: ¿Nos gusta leer más en formato papel? o, ¿Nos gusta más la lectura digital?

¿Nos gusta leer más en papel?

Esta pregunta surge del interés de profundizar en el acto lector como elemento vital en la formación académica, intelectual e investigativa de los seres humanos. En la cotidianidad de las aulas de clase se indaga sobre las preferencias de los estudiantes y profesores a la hora de leer, donde algunos opinan que leen mejor en papel, otros en medios digitales, y los conciliadores emplean ambas formas de lectura de acuerdo con las circunstancias: de tiempo, lugar y ambientes para leer.

La lectura frente a la pantalla sugiere una deshumanización de la práctica “tradicional” de la lectura, implica el distanciamiento del libro de las manos del lector, de su corporeidad. No obstante, es una realidad con la cual se debe familiarizar el lector, ya que, si bien cambia el medio de acceder a las ideas y pensamientos del autor, los elementos constitutivos permanecen intactos en su sentido estructural: introducción, desarrollo de capítulos, contenidos, conclusiones, y bibliografía.

La lectura de libros en papel es una práctica que no desaparecerá tan fácilmente. Bien sea por nostalgia o por facilidad, los libros son irremplazables y más allá de la literatura, historia o la filosofía, existen otras áreas del conocimiento que ameritan la consulta de textos en papel. El libro es un instrumento de lectura de bajo costo, no depende de ningún tipo de conexión eléctrica para funcionar e indudablemente es el mejor compañero de viaje. El libro nació y se perfeccionó en el tiempo, constituyéndose en un objeto completo, acabado.

¿Nos gusta más la lectura digital?

La lectura digital ha transformado las maneras de aprender, el trabajo académico e intelectual del ser humano del siglo XXI está supeditado al trabajo directo con medios digitales. El celular, el computador y el acceso oportuno a Internet son imperativos para realizar el trabajo cotidiano en tiempos más cortos que no se lograría con las técnicas tradicionales y los textos en formato papel. La facilidad de acceso a la información ha incrementado de manera notoria la lectura en medios electrónicos.

La formación del espíritu crítico de los estudiantes en tiempos de la virtualidad sigue siendo responsabilidad de los profesores, de sus estrategias didácticas para despertar la pasión y vocación por el conocimiento que supere la transmisión mecánica de información, sin sentido constructivo. De nuevo, surgen las preguntas que orientan el encuentro de lo tradicional y lo digital: ¿Para qué sirven los contenidos de este espacio académico disponibles en la Internet? ¿Qué utilidad representa en la vida de cada estudiante lo que se le enseña?

El estímulo, la provocación y la seducción surgen de la energía del profesor y de los saberes y conocimientos que comparte con sus estudiantes. Las habilidades y destrezas para el uso apropiado de la Internet es un aliciente permanente, y, a la par, estudiantes y profesores son exploradores natos de noticias, expedicionarios de aventuras en la Internet, colonizadores de nuevos recursos y fuentes de información que alegran el día, pensando siempre en un futuro mejor.

Convergencia entre las dos formas de lectura

Los puntos de convergencia surgen del encuentro entre el encanto del papel y la seducción de los medios digitales, del modo cómo se ejercita la lectura y cómo se materializa finalmente en los textos escritos. Esta conciliación entre dos formas de lectura está supeditada a las competencias del lector-escritor, del análisis crítico de lo que lee, cuando se compromete con el texto, toma partido, fija su postura con respecto al tema, al acontecimiento, o a la noticia. Todo sucede de acuerdo con las expectativas del lector, si el texto le interesa, le apasiona, lo comprende, se apropia de sus contenidos como parte de su evolución intelectual, de lo contrario, expresa una posición frágil que manifiesta desinterés por el tema o incapacidad de asombro y, por lo tanto, no asume ninguna responsabilidad frente a lo que lee.Puede concluirse que, la relevancia, la utilidad y productividad de la lectura se manifiesta desde dos aspectos: primero, el afianzamiento de una postura consciente, razonada a diferencia de una opinión ligera opinión del lector frente a un tema de interés, para lo cual requiere estudio, trabajo académico e intelectual, o un nivel alto de preparación, que faculte al lector-escritor profundizar en la sustentación de sus argumentos; segundo, el acto de creación o escritura de un texto en el cual se destaquen ideas nuevas que aporten al diálogo y al debate académico, que evite que se convierta en una simple reproducción del tema leído.

La lectura digital está ligada entonces a la dimensión de un nuevo proceso cognitivo, a una forma moderna de lectura que le permite al lector entender los medios de comunicación masiva desde las lógicas de los productos audiovisuales, multimediales, incluso desde la concepción de las narrativas transmedia. El panorama que se vislumbra es verdaderamente optimista, y más allá del compromiso que demanda la lectura en cualquiera de sus formas, se requiere un lector con competencias informacionales que reafirme la frase de Carl Sagan:

“Saber mucho no es lo mismo que ser inteligente. La inteligencia no es sólo información, sino también juicio para manejarla”.

 

Salir de la versión móvil