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Del testamento de Bolívar. 1830

Pedro Reino: “La gente en política es la más improvisada” - Esquel

Foto: Cortesía de Fundación Esquel

 

Por: Dr. Pedro Reino Garcés

Cronista Oficial de Ambato – Ecuador

 

“Todo se ha hecho legendario en la vida de Bolívar.  Se llegó a asegurar que murió en la miseria, hasta el extremo que para enterrarle  hubo que pedirse una camisa al cacique de Mamatoco, leyenda pueril: ¿No se le ocurrió a su inventor que los asistentes al funeral, si Bolívar no tenía camisa, tenían alguna para no necesitar la extravagante de un cacique semisalvaje?

Según inventario que 5 días después de su muerte hicieron su sobrino Fernando Bolívar y su mayordomo José Palacio, dejaba grandes riquezas. No solo docenas de camisas de lino, sino 677 onzas de oro, acuñadas; 3 vajillas: una de oro macizo, de 95 piezas; otra de platino, de 38, y la tercer de plata a martillo, con 200 piezas, amén de 16 baúles con ropa de uso personal y otros objetos; otro baúl con medallas de oro y plata, otro de joyas con piedras preciosas y espadas de oro y plata, donde destacaba  la que le regaló la municipalidad de Lima el día de su santo, de oro macizo, adornada con 1.433 brillantes, un riquísimo vestido y un magnífico tahalí. Todo ese regalo, según Ricardo Palma, costó 12.879 pesos y 5 reales. Como detalle curioso, tenía cerca de 20 manteles.

En el inventario  aparecen condecoraciones de piedras preciosas, 35 medallas de oro, 471 de plata, y 95 cuchillos y tenedores de oro: poseía sus propios cubiertos para su uso exclusivo; no compartía la comida con sus soldados; de hecho, rechazaba la carne, que era el plato por excelencia de la tropa, y gustaba sobre todo de las ensaladas que él mismo se preparaba según las recetas aprendidas de las señoras de Francia.

Se gastaba en perfumes  10.000  pesos de la época, y no le duraban mucho, así de enfermiza era su afición a envolverse con ellos mañana y tarde: no se quitaba jamás el perfumado pañuelo de la nariz.

Una guardia de corps lo rodeaba, protegiéndolo del mundo. No tenía necesidad de dinero contante y sonante porque  podía disponer a su antojo del erario, y gastaba semanalmente cientos de pesos de la época, además de la pensión vitalicia de 30.000 pesos anuales que se le entregaron ya cerca de su partida de Bogotá a Santa Marta, es decir ya cerca de su muerte “en la más absoluta miseria”, como rezas tantos y TONTOS historiadores.” (p. 156 – 157)

Evelio Rosero es un escritor colombiano nacido en Bogotá que ha escrito un apasionante libro desmitificador de tantas mitologías hechas por apologistas de Bolívar y los libertadores. He tomado este fragmento de su libro La Carroza de Bolívar, publicado en México en 2012 por Tusquets editores.  El argumento está contextualizado en Pasto donde el 6 de enero se realiza un carnaval de blancos y negros (de donde traje el libro), y donde hay pretexto y razón para pedir justicia histórica a la barbarie cometida por nuestros “padres de la patria” que han mentido y han contribuido “a la fabricación del fraude, (historiadores) desde los más lúcidos hasta los más cretinos”.

Evelio Rosero (1958) es un comunicador social que estudió en la Universidad Externado de Colombia. En la solapa del libro el lector encuentra el dato: “En 2006 obtuvo el Premio Nacional de Literatura, otorgado por el Ministerio de Cultura. En 2007, alcanzó resonancia internacional con su novela Los Ejércitos: ganadora del II premio Tusquets Editores de novela, se ha traducido a 12 idiomas…”

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