Los problemas de la información y de la cultura tienen una profunda interrelación en el mundo moderno. Los problemas de la información no son más que un reflejo llevado al plano de la masividad de las posibilidades que la técnica moderna brinda para alcanzar un mayor nivel de cultura, entendiendo cultura en su concepto más amplio e integral. Hay que ir esclareciendo los vínculos profundos del fenómeno de la información con relación al problema cultural. La información, dado el nivel que ha alcanzado en el mundo actual a través de los grandes medios de comunicación de masas, es una expresión moderna de una cultura –no de una “cultura de masas”- que puede llegar a las masas o en la que éstas puedan participar activamente.
Precisando más, diríamos que por su concepción y en el sentido más amplio, los medios de difusión masiva y la prensa son un medio de difusión de la cultura. Hay quien ha pretendido dejar reducido el problema a la obra artística aislada o reducirla a un grupo aislado. Este podrá tener valor cultural pero en los tiempos de la televisión, la radio, el cine, la internet, la prensa que cuenta con modernísimas rotativas y recursos tecnológicos, el problema de la cultura es el de su difusión a través de esos medios.
El periodismo como tal –sea escrito, radial o televisivo- juega un rol importantísimo en el desarrollo, promoción y difusión de la cultura. Vista en un sentido amplio e integral, la cultura abarca y debe abarcar todas las esferas de la vida. Esto impone crear un clima cultural fructífero que se integre o incorpore orgánicamente a la vida cotidiana del pueblo ya sea en el trabajo o en su llamado tiempo libre.
El carácter eminentemente social del arte exige su difusión, su promoción, reflexión, análisis y crítica por parte del periodista especializado o el crítico. Sin dudas que esto enriquece la cultura cuando se sistematiza una y otra vez en cada órgano de difusión. El periodista especializado o el crítico deben tener muy presente que la cultura es un sistema, un conjunto integral y vasto donde todas las manifestaciones están íntimamente interrelacionadas en el solo y primordial objetivo de acceder a las masas y que estas participen decisivamente en ella, y no de una o varias actividades o hechos artísticos aislados y sin conexión entre sí. Aprehender la cultura con esa perspectiva integral, de conjunto, y proyectar su difusión con esa misma perspectiva, permitiría avanzar y desarrollar tanto a la cultura como a su difusión y los medios que utiliza.
Informar, comunicar y ejercer la crítica sobre cualquier manifestación del movimiento cultural de manera sistemática es en una sociedad como la nuestra, un hecho cultural en sí mismo. En la información, la promoción, la reseña o la crítica, se prolonga el concierto, el libro o la obra de teatro para hacer que las masas participen –aun indirectamente- en los mismos y, a la vez, las incita y estimula a conocer, es decir, a enriquecerse intelectual y espiritualmente.
Con el conocimiento, podremos adquirir el rigor necesario que nos convertirá en seres capaces de pensar y no en criaturas que se dejan dominar por la fatalidad.
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