Por: Dr. Gustavo Vega Delgado

Mientras Francia -el país líder en turismo mundial- recibe alrededor de 80 millones de turistas al año (los que pernoctan al menos una vez), España está recibiendo aproximadamente 70 millones; Italia les sigue de cerca en cercana competencia numérica con Estados Unidos. China Popular sin embargo, está planificando rigurosamente convertirse pronto en el primer destino del turismo mundial, calculando la nación más poblada del planeta, también constituirse en la más poblada en recepción de turistas del globo; intenta recibir en los próximos años, cerca de 90 millones de personas.

Alemania por otro lado es el país de Europa que más viajeros pone: 60 millones de los 80 millones y más que conforma la población de Alemania hoy unificada, se movilizan al año como turistas. Japón y China se han lanzado ávidos, en turismos de masa a visitar Europa, Norteamérica y México. República Dominicana recibe más de 3 millones de turistas anuales de una población total de 8 millones que tiene la isla, lo que significa que el país recibe por año casi la mitad de su total demografía doméstica; este indicador es muy significante pues supera con creces a otros países como al propio México, que recibe apenas una quinta parte de turistas respecto de su población interna -100 millones de habitantes-. Cuba supervive hoy a pesar del bloqueo norteamericano de varias décadas, gracias al turismo: sólo la cadena hotelera española Meliá tiene 15 hoteles en la isla aparte de que la inversión extranjera en la restauración de edificios y plazas públicas, es de las más altas de las capitales de América. Cuba ha negociado con habilidad con empresas hoteleras internacionales mediante acuerdos diversos pero que en lo esencial no varían: después de un determinado número de años de lucro para las compañías constructoras, toda la infraestructura arquitectónica queda en propiedad para la isla. México, de cara al futuro, le interesa ahora no necesariamente elevar el número de turistas, sino el buscar más inversión de ellos en tierras aztecas, al mismo tiempo que elevar la calidad del turista para que el denominado turismo mochilero contraste con otros perfiles de visitantes.

A principios del siglo XXI, todavía el 80% del trismo internacional busca sol y playa y tan solo el 20 % es parte del ecoturismo, del turismo de aventura o cultural. Lo importante es elevar drásticamente estas segundas formas de turismo y lograr ofrecer turismos combinados; éste fue el esquema planificado para Cancún por ejemplo: los turistas llegan buscando las arenas blancas y las aguas turquesas propias del Caribe, pero al mismo tiempo pueden mediante accesos fáciles y a relativa corta distancia visitar las ruinas mayas de Chichén Itzá y Tulún o realizar buceos y aventuras en los xenotes que superviven desde inmemoriales tiempos en la región. México además tiene más de 200 ruinas mayores en su territorio y después de Italia y España, es el país que más Ciudades declaradas como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO tiene en el planeta. Pero hay una fortaleza adicional: la gente de México –también de las Bahamas, Cuba o las Bermudas- es extraordinariamente cortés, ansiosa y plena de cordialidad y esa es la mejor forma de un país que quiere exponenciar su turismo. En el Ecuador sin duda alguna que tenemos “pocas pulgas” para los turistas y nuestro trato bastante “agrio”, desestima no pocas veces a quienes aprecien la exuberancia ecuatorial y sus múltiples microclimas en tan poco trecho geográfico, como pocos en el mundo. No hay buen turismo por otro lado sin una traquilizante seguridad para el turista; la seguridad moderna no es solo política o policial, sino física-psicológica, sociocultural, integral. Jamaica y Barbados por ejemplo atraen especialmente, aparte de su clima, playa y sol, por la seguridad y la serenidad que de ellas se disfruta. Cuba es uno de los países en el mundo que tiene las cifras menores en materia de delincuencia. Por otro lado turismo sin vías y sin carreteras, sin servicios aéreos ágiles y eficientes, tampoco será turismo.

México es un valioso ejemplo para Latinoamérica en materia de turismo; es el décimo país en el mundo en recepción de turistas; el año 2 mil ingresaron al país azteca 2 millones 100 mil turistas y produjeron un derrame de 8.300 millones de dólares; ello significa un 2.8% del turismo mundial. El 8.3 % del PIB nacional se concentra en esta materia. México tiene 400 mil habitaciones hoteleras. Después de las manufacturas y el petróleo, el turismo es la tercera fuente general de divisas para el país. (La cuarta curiosamente es el dinero de retorno de los mexicanos en el extranjero, lo que suma un total de 6.800 millones de dólares para el año 2 mil).

Se define turista a quien ha ingresado al territorio y ha permanecido al menos 24 horas dentro de él, de tal suerte que el turismo fronterizo –muy dinámico especialmente en la frontera con Estados Unidos-que no obliga a pernoctar a los visitantes, no consta dentro de las referidas estadísticas. Hay por cierto polos especiales de atracción; a guisa de ejemplo, solamente la ciudad de Puebla tiene 2 millones de visitantes registrados para el año 2000.

El turismo doméstico no es nada despreciable; representa 100 millones de dólares, lo que traduce un interesante nivel de vida de buena parte de los mexicanos que están permanentemente viajando dentro de su propio país; este dato además revela en forma colateral su grado de nacionalismo medido a través de su aprecio, respeto y ansias por conocer su propia nación. A millares de ecuatorianos que conocen Norteamérica, Europa y Asia, cabe dirigirles a quemarropa una sola pregunta: ¿Conoce usted Galápagos? ¿Conoce usted la Amazonia? La respuesta en negativo, no es de extrañar que será muy alta.

Mientras Acapulco creció hace ya más de una centuria en forma progresiva y libre –como va dando la obra- en contraste hay 2 ejemplos muy curiosos de turismo planificado: Cancún fue concebida primero y en forma perfectamente programada nació y se desarrolló desde hace más de 25 años en forma urbanística, medioambiental, en servicios y en ordenanzas, por ello hoy es lo que es: la primera opción de congresos y cónclaves en las distintas ramas a nivel mundial después de Hongkon; en Cancún por ejemplo, como un detalle curioso: ningún edificio horizontal puede ser más alto que una palmera. La otra zona planificada y expresamente escogida es la región de los Cabos en Baja California entre la costa del Pacífico y el Mar de Cortés, en donde la afición a los yates y a la pesca de alta Mar atrae a los californianos de Estados Unidos –zona que dispone de la cantidad mayor de yates privados en el mundo- que se sienten especialmente atraídos a navegar hacia el sur en Baja California, México…

El Ecuador recibe alrededor de 700 mil turistas al año –para una población doméstica de 13 millones es aún muy poco-; cada país debe buscar y desarrollar sus ventajas comparativas: cultura, ecología, originalidades y distinciones propias que reclame para sí lo que otras latitudes no pueden ofrecer al turista deseoso de conocer su planeta. La playa ecuatoriana no presenta una fortaleza comparada con el Caribe, pues la corriente fría de Humboldt la inhabilita y la desprestigia para los adictos al sol; Esmeraldas y parte de Manabí sí serían candidatas internacionales idóneas, empero, solo parte del año; es fundamental sin embargo fortalecer las mejores playas de todas las provincias costeñas para el turismo doméstico; lamentablemente para la atracción playera internacional, durante el tiempo de huracanes y ventiscas del Caribe- julio, agosto, septiembre-la playa ecuatoriana que podría ofrecer una segunda y valiosa alternativa, atraviesa la época más fría del año y con un sol escurridizo. La pesca de alta Mar sí es una garantía internacional, al igual que el turismo amazónico y de montaña que pueden expandirse extraordinariamente.

Sabido es que en las Galápagos la restricción del número de visitantes es imprescindible para mantener la vida silvestre, sin embargo el desarrollar ejes o corredores turísticos binacionales programados con el Perú, serían muy atractivo para europeos y asiáticos: el eje Quito-Cuenca-Arequipa-Cusco o el eje Quito-Galápagos-Cusco, son fortalezas que atraerían muy mucho en la Unión Europea, Norteamérica o en el insurgente mercado asiático. El arte prehispánico y colonial, el turismo de lagos, nevados y volcanes, la fauna y la flora, son otros temas fundamentales a venderse en el futuro. Un sabio refrán de los abuelos decía y bien: “Mitad en consejos mitad al contado”. En efecto, estos consejitos al turismo ecuatorial que este trabajo adereza, no servirá de nada… sin dinero. Para tranquilidad recordaré que sin ideas, no hay dinero –salvo los que naciendo en “cuero negro” han aprendido con suerte injusta a saltarse la premisa “ideas”-.

Nota: Este artículo fue tomado, con autorización del autor, del libro «Cultura, Política y Globalidad»

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