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Madurez para gobernar

Por: Dr. César Ulloa Tapia

Vicerrector del Instituto de Altos Estudios Nacionales 

Señor Presidente rodéese de las mejores ecuatorianas y ecuatorianos para gobernar. De eso dependerá el éxito de su gestión, por tanto, de todos.  ¿Eso qué significa? Gente completamente ética, autocrítica, técnica y con profundo servicio público. Tienda un puente con las universidades y la sociedad civil, ahí tiene personas de primerísimo nivel que han venido sosteniendo al país, debido a su aporte cívico y profesional. Incorpore experiencia a su equipo con el afán de lograr una simbiosis maravillosa entre la creatividad, la preparación y el ímpetu de la juventud con las lecciones aprendidas de los adultos y por qué no, de los adultos mayores.

Queremos conocer con claridad hacia dónde vamos en los próximos cuatro años. Con plena seguridad nos comunicará, no solo en el discurso sino también en las decisiones que tome Presidente. ¿Cuáles son esas señales? Las leyes que enviará a la Asamblea con carácter de urgente y no, la conformación de su equipo, una política exterior acorde con los retos de un mundo muy complejo, la presentación de un plan social, la relación con los gobiernos autónomos descentralizados, la vinculación con la sociedad civil, la política económica.

Se entiende que la crisis múltiple que atravesamos no es de ahora, más bien es una consecuencia de varias y malas decisiones del ayer, gobiernos, asambleas, funciones del Estado y élites, y por esa misma razón, queremos conocer cómo arrimamos el hombro, abrimos las manos, ponemos lo mejor de nosotros mismos, pues al país lo sacamos todos. Retome las iniciativas para forjar acuerdos nacionales, es el mejor momento. El país no puede vivir polarizado, muchas de las veces por la irresponsabilidad de malos políticos.

Los grandes acuerdos nacionales son el combate al crimen organizado, la inseguridad y la violencia; la reactivación económica y un modelo hacia delante, la lucha contra la corrupción y la impunidad, la reinstitucionalización del Estado, y una política social que no se pierda en lo asistencial y clientelar. Con esa hoja de ruta no cabe la improvisación para los futuros gobiernos.

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