La historia de los pueblos se sintetiza de forma justa cuando la valoración de los hijos que a su tiempo dieron voz al reclamo ante la injusticia, es entendida y tangible. Razón por demás para justificar la propuesta de la Casa de la Cultura de Cañar. Sus autoridades con apoyo del gobierno provincial y la asambleísta Paulina Padrón, se encuentran elaborando un programa que coordinando con los hijos de la ilustre cañareja, logrará que los restos de esta insigne mujer regresen a la tierra que la vio nacer.
Esta propuesta intenta de forma mínima valorar a una mujer de talla universal. Nela Martínez hizo de su vida, el evangelio a las libertades del hombre. Cualquier reconocimiento será un vano intento de mostrar la grandiosidad de este personaje.
Nela Martínez escogió caminar por senderos de limitaciones, donde únicamente su humanismo y su intelectualidad le permitió entender el dolor del indígena, de la mujer, del joven, del ser humano en sus distintas facetas, que ante la falta de un escenario de justicia nunca pudo lograr la dicha plena.
Fue ella, quien poniéndose al frente de los buscadores de la libertad lideró el movimiento que a la postre se conocerá como “La Gloriosa”, movimiento que con una estrategia inteligente y un accionar decidido logró la toma del poder. Ella, la Nela altiva, fiel a su convicción, estando al frente del Palacio de Carandolet, entregó el poder a los cabildeadores de conveniencias y se retiró, sabiendo que su movimiento había triunfado en el campo del honor y la valentía, más no había podido contra los esbirros de la etiqueta. Lamentablemente no se contaba con la presencia siempre nefasta de esos “buitres de la política”, que asechan toda situación para buscar e imponer sus personales intereses, logrando así mantener sus espacios de poder y de privilegios.
La historia debe hacer justicia a esta mujer que brilló con luz propia; a este personaje que dejó en alto su nombre y el nombre de su tierra, en todos los espacios y geografías por donde transitó en vida. Fue declarada como “HEROÍNA DE CUBA”, como “LA MUJER DEL SIGLO XX”. Éstos y otros justos reconocimientos obligan un accionar hacia el futuro para proyectar sus ideales como íconos de libertad y de igualdad. Su mensaje es de vida y está dedicada al hoy, al mañana, a los niños, a las mujeres, al hombre consciente que busca libertad real.