Por: Edgar Castellanos Jiménez
Cuando nos encontramos con publicaciones así, lo normal es decir que estamos frente a un libro, que es un objeto poético.
Hay que señalar y resaltar que, Jorge Enrique Adoum, en el Ensayo: “Ecuador, señas particulares”, publicado por Eskeletra en el año 2.000, dice: “…debe emprenderse, una reescritura de la historia. Veremos entonces que nuestros héroes, no solamente fueron militares, sino también, campesinos, obreros e intelectuales, que el heroísmo, no consiste únicamente en ganar batallas o morir en ellas, sino también en construir la Patria y su destino…”
Y en esta tarea, se encuentra la obra de investigación y de reinvindicación histórica de Pedro Reino.
Pedro, no se desliza por vericuetos, de aquellos, que maquillan circunstancias, para tener la venia de los que detentan el poder político o religioso. Pedro, es fiel a su disciplina de investigador y narra con descripciones acertadas y explicaciones sustentadas, cada una de sus referencias a personajes, lugares, hechos.
Especialmente en este libro: “La Herencia Incomprendida”, Pedro, el historiador, el lingüista, es el guía, que nos acerca a un mundo al que le hemos visto, que está a nuestro alrededor, como paisaje, como una geografía, que de una u otra manera, ha sido parte, de los avatares de comunidades, que han sobrevivido, frente a grupos de aquí y de allá, depredadores de su presencia histórica, pero que no han podido con su espíritu y con su lenguaje.
“Procuremos buscar con nuestra mirada” dice Pedro Reino, “el alma de nuestros ancestros, sobreviviente en pedazos de palabras que hemos heredado, convertidas en añicos.”Y así lo hace, ubicándonos en medio de paisajes, en medio de una naturaleza vestida con sus mejores colores, en este libro, junto a las fotografías de Raúl Díaz, en las que se aprecia el manejo profesional, técnico y el pulso de del maestro que trasunta arte y sensibilidad.
Este es un lenguaje lleno de verdad y poesía, de libertad y transparencia. Pedro desata su gran equipaje de prosa y verso, su enorme sensibilidad de ser humano que disfruta de lo que ve, de lo que tiene cerca, de lo que admira; y dice:
“…Y con estos ojos en vuelo, que están hechos de tierra líquida, con aguas de lagunas que miran la profundidad altísima del cielo, hemos de llegar a los laberintos de los sitios sagrados, donde los dioses propios, los heredados de nuestras madres, se sabe que moraban en los “quinchis”.
Este libro, es en definitiva, un compendio de historia, de lugar natal, de lenguaje limpio, de ayer y de ahora, de paisaje, de naturaleza, de geografía, de descubrimiento de lo ancestral, de lo nuestro, de lluvia, de luz, de vida en definitiva que nos ayuda a sentir orgullo de ser parte de este territorio.
Por eso insisto en las palabras de Pedro, cuando al final de la presentación de su libro, dice:
“He tratado de recuperar las palabras perdidas, que viene a ser nuestra herencia incomprendida, y hemos puesto la luz de lo que significa fotografía. Este libro está escrito con luz, con varias luces que nos llevan de la tierra a ver el alma de nuestra vida”.
Termino con la palabra que empecé. Estamos frente a un libro que es un objeto poético.
Gracias