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Rusia y Putin

Por: Rodolfo Bueno 

Rusia fue cristianizada gracias a la labor de los santos Cirilo y Metodio, quienes además introdujeron la cultura occidental en este pueblo eslavo; Iván el Terrible la forjó como nación; Pedro I la modernizó y fundó la Academia de Ciencias en San Petersburgo, para lo cual contrató a científicos de la talla de Euler y los hermanos Bernoulli; Catalina la Grande la libró de la servidumbre y protegió a grandes pensadores de su época, uno de ellos Voltaire, a quien le propuso que en el caso de ser censurados en Francia publicaran la Enciclopedia en Rusia, y mantuvo amistad con Miranda, quien creó las banderas de Venezuela, Colombia y Ecuador inspirándose en la rusa.

Sus músicos, artistas, escritores, poetas, científicos y pensadores son tantos que es imposible numerarlos, solo se mencionará a unos pocos: Mijail Bulgakov, que con su Maestro y Margarita dio la pauta de lo que sería el realismo mágico; los bailarines del Teatro Bolshoi, Nijinsky, Pávlova, Osípova, Vassiliev, Maxímova, Plisetskaya, tal vez la mejor diva de la historia; el teatro no sería lo que es sin Meyerhold, cuyas teorías teatrales influyeron en el cine de Eisenstein, y Stanislavski, el creador del método de la actuación realista; Lomonosov, forjador de la moderna gramática rusa y de la primera universidad rusa; Pushkin, Lermantov, Nekrasov, Gogol, Turgieniev, Tolstoy, Chéjov, Dostoyevsky, Bunin, Nabókov, Pasternak, Ajmátova, Símonov, Shólojov, Solzhenitsin, todos ellos escritores cuya fructífera obra literaria inspira al género humano; el pintor de iconos Rubliov; Kaldinsky, quien decoró la Ópera de París, los compositores de la talla de Tchaikovsky, Rachmáninov, Shostakovich, Prokofiev, que tanto aportaron al arte musical; Tarkovsky, Mijaljok, Kanchalovsky, Eisenstein, autor del Acorazado Potionkin, maestros de los más afamados directores del cine; Tsiolkovsky y Koroliov, creadores de la moderna cosmonáutica; Michurin, quien desarrolló las técnicas de la selección artificial en la agricultura científica; Vissotsky, para los rusos su máxima gloria como cantante, compositor, poeta y actor de teatro y cine; Lipunov, gracias a quien se conoce la estabilidad de los sistemas dinámicos; Markov, cuyos resultados son fundamentales para comprender los procesos de cambio de la naturaleza; el célebre matemático Chebychev y innumerables científicos que han aportado conocimiento en todas las ramas de la actividad humana.

Gracias a la valentía y enorme espíritu de sacrificio del pueblo ruso y de las demás naciones que conformaban la Unión Soviética, la humanidad está libre de haber sido esclavizada por el nazi-fascismo, pues en las entrañas de este gigantesco país fue destrozado el 75% del más potente complejo militar bélico creado por la especie humana, la Werhmacht, las Fuerzas Armadas de la Alemania Nazi, que solo conoció victorias cuando de manera arrolladora e invencible marchó a lo largo y ancho de Europa, esclavizando a sus pueblos y apoderándose de sus industrias y riquezas. Hoy, ante tanta falsificación de la historia, vale la pena recalcar que la Segunda Guerra Mundial fue una conflagración que se desarrolló en lo fundamental en el frente soviético-alemán, donde se libraron las más importantes y decisivas batallas que significaron el viraje radical de la guerra y que resquebrajaron la espina dorsal de la Werhmacht.

Este 12 de junio se celebra el día de Rusia. Se trata del más vasto país de la Tierra, con once usos horarios desde Europa hasta Asia. Desde hace mucho tiempo que sus recursos naturales por habitante, diez veces mayores que los de un norteamericano y veintiocho veces, que los de un europeo, son un apetitoso bocado para las potencias imperialistas, además, posee los más extensos bosques y las mayores reservas de agua dulce del planeta, lo que nadie le puede arrebatar por la fuerza y que para obtenerlos se debe convivir con ella, algo que no se desea por mirarla como al odiado enemigo de antaño, al que todavía se trata de reojo.

Lo cierto del caso es que cuando en Occidente se critica a Rusia por su falta de libertad, democracia y autonomía judicial, en realidad lo que se está es conspirando para robarle sus riquezas. Desintegrar Rusia ─lo mismo que se hizo con Yugoslavia y la URSS─ fue parte del engranaje de la rueda macabra de quienes exigieron a gritos su destrucción, pues su sola existencia obstaculiza la hegemonía que pretenden; desaparecería así el único competidor serio que frena sus pretensiones de dominio universal.

Cuando Putin asumió la presidencia de Rusia, recuperó los sectores estratégicos de la economía, que luego de la caída de la URSS habían sido privatizados, mejor dicho robados por los mafiosos devenidos en oligarcas. En Putin, las fuerzas imperiales de Occidente encontraron la horma de su zapato, pues él, para evitar que su país se desmoronara, creó al todopoderoso Ministerio de Seguridad, su bastión básico de apoyo. Desde ahí profundizó la persecución a los oligarcas, aliados a las mafias extranjeras, que desde la Perestroika habían saqueado y hambreado Rusia. La malhadada aventura de Irak no solo favoreció a las petroleras de Texas sino que, gracias a los elevados precios del petróleo, fortificó el poderío ruso; este hecho regresó al mundo a la Guerra Fría, solo que ahora solapadamente.

Durante muchos años, los rusos habían imaginado que la tan cacareada libertad de los países occidentales era un estrato político superior, que valía la pena probar e instaurar; la consiguieron, la saborearon y comprobaron que su propio mejunje es mejor. Por eso, Putin controla tan fácilmente su país, porque el ciudadano medio no quiere volver a vivir bajo el régimen oligárquico mafioso, como el que casi lo deja sin resuello.

Actualmente, las inmensas riquezas naturales, intelectuales y espirituales de Rusia permiten prever que superará las dificultades que todavía subsisten en el seno de su sociedad. Rusia forma parte del BRICS, defiende en la ONU el principio de respeto a la soberanía de los estados, el carácter inadmisible de la injerencia en los asuntos internos de los países soberanos y el fin de toda violencia en la búsqueda de la solución de los conflictos del mundo actual.

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