Por: Dr. César Hermida B. | cesarh@plusnet.ec
Los pueblos originarios andinos tienen, en sus culturas ancestrales, una clara concepción sobre la salud ligada a la calidad de vida: la armonía entre los seres humanos y con la naturaleza, una vida de solidaridad lejos de la sociedad consumista. Es el “Sumak Kawsay” o Buen Vivir. En los últimos años se ha explicitado dicho concepto y, tanto en Bolivia como en Ecuador, se han incluido en las nuevas Constituciones.
La propuesta es elaborar los conceptos del Buen Vivir, que tienen connotaciones culturales, sociales, políticas y económicas, a fin de equipararlos con la salud como calidad de vida, y ésta como satisfacción de las necesidades humanas. La salud estaría entonces sustentada en el Buen Vivir o Sumak Kawsay, tanto en el plano social de las relaciones del Estado y el mercado, como en el plano particular grupal de la cultura y en el plano singular de los individuos.
La calidad de vida óptima, que resulta de las interrelaciones entre los diversos planos, determinaría la salud como Buen Vivir. Es un nuevo paradigma, diferente al tradicional de la concepción biomédica occidental.
El Estado ecuatoriano, escenario de intereses y luchas de las clases sociales, llega finalmente a establecer la Constitución del 2008 como fruto de una gran movilización social.
La misma plantea los nuevos derechos de la salud, de la soberanía alimentaria (que va más allá de la seguridad alimentaria que se refiere a los aspectos cuantitativos), del agua que no podrá ser privatizada.
Según Gudynas se trata de “una apreciación más amplia de la calidad de vida y del bienestar, incluyendo una defensa de la felicidad e incorporando decididamente vivencias espirituales, un buen vivir más austero, sin opulencia ni acumulación, incorporando las posturas que critican el desmedido optimismo científico-técnico”.
Se trata de un concepto diferente y opuesto a la concepción occidental del “progreso y el desarrollo” que se sustenta en las aspiraciones económicas de acumulación. Presupone el fin de la subyugación y la dependencia, pues no se puede aplicar las enseñanzas del Buen Vivir “sin un verdadero proceso de descolonización”, como dice David Choquehuanca, quien establece los siguientes postulados: “Equilibrio con la naturaleza, priorizar la vida, llegar a acuerdos en consenso, respetar las diferencias, vivir en complementariedad, defender la identidad. Y los siguientes objetivos: Retomar la unidad de todos los pueblos, saber comer, saber danzar, saber trabajar, retomar el Alba Yala, reincorporar la agricultura, saber comunicarse, vivir bien y no “mejor”, control social, trabajar en reciprocidad, proteger las semillas, respetar a la mujer, recuperar recursos”.
La propuesta del concepto de calidad de vida como salud, sustentado en la satisfacción de las necesidades humanas objetivas y subjetivas como derechos, para el plano social, los modos de vida grupales y culturales, y los estilos de vida individuales, es la búsqueda del Buen Vivir como una concepción y construcción colectivas.
Con autorización del autor: Tomado de El Tiempo
Cuenca, 2012-04-02