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«Snowden y la bestia»

Por: Rodolfo Bueno 

El proyecto de convertir a las potencias de Occidente en la bestia bíblica, que lo controla todo, ha sido lastimado pero no estropeado, menos aún, detenido. Esto explica el poder de convicción logrado por la bestia, que intenta ocultar lo fundamental, su intención de instituir un Estado totalitario a nivel mundial, y logra que una parte de la opinión pública se vaya por las ramas en el caso de Snowden, al que tilda injustamente de traidor; se hace añicos su moral y se calla la inmoralidad de quienes, a pesar de vigilar al mundo entero a tiempo completo, no pueden impedir que dos jóvenes realicen aparentemente en solitario el atentado de Boston, a pesar de ser advertidos por la inteligencia rusa.

¿Quién como la bestia?, cantan en coro los cipayos, hay que adorarla y no irritarla, y le justifican todo. Si invade mediante las llamadas «guerras humanitarias» a países soberanos, miembros de la ONU, está bien; si arroja proyectiles de uranio empobrecido, que desforma a los fetos en el vientre y extermina poblaciones enteras, está bien; si da sostén y refugio a terroristas, que derriban aviones de pasajeros, está bien; si envenena al planeta, con tal de que sus monopolios se enriquezcan, está bien; si extermina a las abejas, que fertilizan a las flores, con la que la comida ya de por si escasa va a faltar aun a los glotones de hoy en día, está bien; si encarcela a inocentes, los tortura y los obliga confesar crímenes no cometidos, está bien. ¿Cómo entonces no le van a justificar que vigile incluso a la Canciller de Alemania, Merkel, o a sus propios aliados? Mucho mejor todavía si lo hace con los chinos o con los rusos, no se diga con nosotros, los latinoamericanos, que para ellos somos cero a la izquierda. ¡Pobres cipayos! Actúan así porque se creen sus amigos y se olvidan que, según ella, sólo tiene intereses y no amistades.

Se desgañitan criticando al Ecuador por el sólo hecho de analizar detenidamente la posibilidad de dar asilo político al perseguido Snowden, que buscó impedir que su país se convierta en un Estado Policiaco, y le reconocen mérito al delincuente, la bestia. Cuando Ecuador dice al mundo que en nuestro país no hay ilegales sino seres humanos o cuando cede el dinero que nos quieren arrebatar, para que los EE.UU. fortifiquen los derechos humanos y eliminen así la amenaza terrorista, se asustan. No somos nosotros los que así pensamos, exclaman, y señalan al gobierno ecuatoriano como el único culpable de tanto atrevimiento.

Snowden es buscado no por tener secretos que pueda trasmitir a alguien sino porque la bestia cree que, con Assange y Manning, es parte de una organización clandestina que intenta destruir porque la asusta.

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