Gestión del conocimiento

Es incuestionable que el futuro del país está ligado a su capacidad científica y tecnológica, de la cual dependen sus posibilidades de insertarse en las corrientes mundiales del conocimiento. Esa es la arzón por la cual la educación superior debe comprometerse más con la investigación, de manera que contribuya en la solución de sus principales problemas. Adicionalmente, para incrementar la competitividad del país en las dimensiones: internacional, nacional, regional y local.

La universidad es el ámbito donde las sociedades modernas deben generar conocimiento científico en todas las facultades y escuelas. Para lograrlo, sus profesores –a más de dominar la teoría de su especialidad- deben conocer, sin excepción, los fundamentos de la investigación: su metodología, sus objetivos, sus instrumentos, sus bases teóricas, su manera de llegar a principios, leyes y teorías en el área de su competencia.

Claro está, el alumno universitario primero debe familiarizarse –con la guía de sus maestros- con los fundamentos teóricos de su área de estudio y luego con los instrumentos de investigación. Cuando esté suficientemente capacitado en su especialización deberá emprender en los procesos de investigación bibliográfica, en la planificación, en la investigación de campo y finalmente, en la elaboración de conclusiones que conduzcan a alguna forma de principios, leyes o teorías sobre un asunto específico investigado. Solo a través de informes de investigación científica en cada área, se puede llegar a la teorización correspondiente, que tanta falta nos hace en los países subdesarrollados y dependientes. Es clamoroso la incapacidad de teorización que impera en profesores y estudiantes. Visto al revés: esa es la superioridad manifiesta de los países desarrollados: su gran versatilidad para elaborar teorías –incluso muchas de ellas falsas o mal investigadas.

Cuando el estudiante investiga está haciendo AUTOAPRENDIZAJE. Cuando el PROFESOR le facilita los procesos e instrumentos de la investigación está haciendo vida universitaria. Los profesores que transmiten teorías inconsistentes y verbalistas solo están completando las deficiencias del aprendizaje secundario. La originalidad, la iniciativa, la práctica eficiente de la investigación constituye autoaprendizaje. La capacidad de colaboración que genera el trabajo en grupo, la observación de los fenómenos que lo rodean –tanto los naturales como los psicológicos y los sociales-, la experimentación y la búsqueda de teorías que le permitan dar explicaciones coherentes acerca de lo observado; la capacidad de resolver problemas y la conciencia clara de sus obligaciones con la sociedad, son las principales características de lo que debe ser el perfil de los egresados de nuestras universidades.

Es un lugar común, al menos en los medios académicos calificados, que las universidades deberían ser, a un tiempo, unidades de educación y centros de investigación científica. En EcuadorUniversitario.Com nos declaramos partidarios de ese lugar común. Y repetimos a menudo que si se quiere que los profesores sean realmente capaces de transmitir conocimiento vivo, han de practicar la investigación; pero si se quiere que los investigadores no se pierdan en los aspectos rutinarios de su disciplina, sino que mantengan despierta su imaginación y sus aptitudes críticas, han de estar en permanente comunicación intelectual con los jóvenes.

Servir a la educación superior equivale a generar las condiciones y hacer propicio ese lugar de encuentro de las generaciones que es la Universidad. Implica también, crear un clima peculiar de convivencia entre individuos de generaciones diversas, movidos por intereses semejantes. Es una relación entre un grupo de hombres empeñados en aprender a descubrirla por sí mismos.

Esta relación y este clima es lo que se suele llamar vida académica. En ella se generará la investigación científica que no esté al servicio del poder ni se oriente a satisfacer intereses egoístas. Se da una forma de educación que no se limita a la transmisión de informaciones o al mero desarrollo de habilidades, sino que alcanza –en el ejemplo vivo- el límite más alto de la conciencia crítica.

Es un error suponer que las universidades pueden funcionar con buenos niveles de enseñanza sin dedicarse a la investigación.

Hasta el año 2008, el país entero permitió el crecimiento de las instituciones de educación superior que ya existían y el nacimiento de otras nuevas con un solo criterio que era erróneo: satisfacer una demanda de matrícula no calificada. Se suponía que una institución debía ser creada simplemente porque había muchos estudiantes que querían ser inscritos. Nunca se pensó responsablemente en función de los grandes intereses del país. Nadie puede dar lo que no tiene. Donde hay condiciones indispensables para el trabajo académico, los fines de la universidad se cumplen.

Hoy, aunque suene utópico, Ecuador pretende alcanzar un sistema de educación superior académicamente competitivo, que se caracterice por su ética, autonomía, pertenencia y calidad, que se fundamente en el conocimiento y el pluralismo, y que se comprometa con el desarrollo, los valores ancestrales y el respeto a la naturaleza. Se trata de potenciar las capacidades del país.

El compromiso y el reto de los universitarios es lograr una economía basada en el conocimiento y motorizada por la innovación, lo que supone la pertinencia de la educación superior, para lo cual, además de un amplio conocimiento humanístico, ecológico y de nuestras culturas, es necesario apostar por la innovación tecnológica en un esfuerzo mancomunado con el Estado, los sectores productivos y los sectores sociales.

El  conocimiento  es  un  factor  estratégico  de  desarrollo  de  los individuos,  de  los  países  y  de  las  regiones.  El  diseño  de  políticas  de  conocimiento  y  su  implementación  es  considerado  por  gobiernos,  organismos  internacionales  y  expertos  como  prioridad  en  una  sociedad  y  una  economía  caracterizada  por  el  uso  intensivo  de  los  recursos  intangibles.

Hoy por hoy,  es  posible  afirmar  que  sin  gestión  del  conocimiento  y  manejo  de  las TIC  será  imposible  responder  a  las  demandas  de  recursos  humanos  de  alto  nivel  y  la  formación  integral  en  términos  actuales.  Por  lo  cual,  las  instituciones de educación superior  deben  comprometerse  a  la  formación  de  personas  altamente  calificadas  y  crear  el  conocimiento  adecuado.  El  profesional  de  la  educación  se  transforma  entonces  en  quien  deberá  ser  un  gestor  de  la  información,  el  conocimiento  y  las  nuevas  tecnologías.

EcuadorUniversitario.Com