En las páginas 6 y 7 del Ensayo de monografía de la Universidad Central del Ecuador, publicado en 1924 por Juan A. Villagómez, se precisa: “ El Dr. D. Pablo Herrera en su Reseña Histórica de la Universidad de Quito, enuncia: “ Los Religiosos de San Agustín fueron los primeros que establecieron en esta Capital una importante Universidad, con el título de San Fulgencio, según aparece en la Bula del Papa Sixto V, pronunciada en 20 de agosto de 1586”. Pero como el sobresalir en la calidad de Maestros y Profesores no ha sido del Patrimonio de los discípulos Religiosos del Sabio San Agustín, fue por esto sin duda alguna que las demás órdenes religiosas de Quito rivalizaran en el empeño de fundar otras Universidades más adecuadas. El Cabildo Secular acordó por entonces que los Jesuitas dictaran Cátedras de enseñanza superior en el Colegio Seminario de San Luis. Luego después Felipe III expidió el 5 de septiembre de 1620 la Cédula en que, la Real y Pontificia Universidad de San Gregorio Magno de los Religiosos de Loyola pueda usar de los privilegios apostólicos, concedidos por varios Pontífices para conferir grados Académicos”.
Este ‘Ensayo de monografía de la Universidad Central del Ecuador’ fue publicado en los Anales de la Universidad, editado por la Imprenta de la Universidad Central en el año 1924.
El Ensayo ampliamente documentado está contenido en 73 páginas. Al final de la hoja dice (continuará).
Desgraciadamente el autor falleció sin entregar a la imprenta la conclusión de esta monografía.
En el primer párrafo de su Ensayo, Juan A. Villagómez anota: “La Universidad Central de Quito de igual modo que todas las de América, no pueden prescindir de su origen histórico; por el contrario, debemos remontarnos a sus antiguos principios, a los hechos generadores que le dieron vida y existencia propia, para conocer cómo fue en la época del Coloniaje, cuál ha sido su progreso y lo que es hoy en día”.
Hagamos justicia con Juan A. Villagómez y con el Dr. D. Pablo Herrera.
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