Los nombres de la peringucha y otros eufemismos

Por: Dr. Pedro Arturo Reino Garcés
Lingüista e  Historiador/Cronista Oficial de Ambato

Como ecuatorianos del pueblo sabemos  que nos van a sacar la peringucha (con virus y sin virus). En tiempos del presidente Palacio, Jorge Ribadeneira en un artículo publicado en El Comercio (21 de mayo 2006) usa la frase “¿Hasta qué punto nos van a sacar la peringucha?” refiriéndose a los negociados petroleros liados con la OXI y Petroecuador. La palabra peringucha no consta en los diccionarios, ni en algunos de americanismos,  pero está en la realidad nuestra como alusión eufemística al sexo. Parecería que en algunos casos designaría al sexo femenino; pero la nota periodística evidencia un empleo “unisex” o bisexual. Nos sacan la peringucha a todos quienes no podemos revelarnos y estamos en la indefensión. Etimológicamente hay un “peri”, alrededor; y gucha un despectivo. Recuérdese que el perigonio “es la envoltura doble o sencilla de los órganos sexuales de una planta”, según la Real Academia.

A mi mente acude la memoria de mis maestros del Instituto Caro y Cuervo en Bogotá, aquellos de las asignaturas de Dialectología y Sociolingüística, principalmente. Manuel Alvar, que fuera Director de la Real Academia Española; Luis Flórez que dirigió el Atlas Lingüístico de Colombia, Joaquín Montes, Luis Alfonso Ramírez y otros que nos hicieron perder el miedo a las palabras. La Sociolingüística estudia las palabras en el seno de la vida social. Los sociolingüistas no podemos llevarnos bien con los gramáticos porque son dogmáticos. El sociolingüista es un laboratorista del idioma,  que en nuestro medio trabaja mucho en el nivel léxico.

Después vino mi proceso de aplicación práctica cuando fui docente universitario en varias partes del Ecuador. Con mis estudiantes recopilamos cantidades de información léxica que quedaron en tesis de licenciatura y hasta se llegó a la publicación del Atlas Lingüístico de Tungurahua. Lo que ahora escribo lo he tomado de los deberes de mis alumnos de la UTA (2003).

Vamos a partir de las definiciones de tabú y eufemismo. Estos términos tienen la razón de ser en este trabajo:

Un tabú es una “Prohibición de hacer o decir algo determinado, impuesta por ciertos respetos o prejuicios de carácter social o psicológico”. Un tabú lingüístico es una palabra prohibida o reservada.

Se contrarresta esta restricción con un eufemismo, que en cambio es  una “Palabra o expresión más suave o decorosa con que se sustituye otra considerada tabú, de mal gusto, grosera o demasiado franca”.

Pero vamos al grano. Ahora he aglutinado, entre otros aspectos, un léxico ligado a la zona centro andina ecuatoriana, referente a las designaciones que tiene la peringucha. Esto quiere decir que vamos a ver los eufemismos relativos al tabú sexual que maneja nuestro entorno sobre designaciones para los órganos y funciones sexuales en varones y en mujeres. Dicho sea de paso, el tabú empieza con la Biblia.

Importante: Las palabras en negrita son los eufemismos recopilados en nuestro medio.

La vagina.-  

Aparece con las siguientes 30 denominaciones: “Parte íntima” es un eufemismo permitido, al igual que “carnes ocultas”. Con alusión a comestibles tenemos: “galleta, empanada, pancito,  papa fría”. Con alusiones a animales repugnantes tenemos: “sapo, araña, raposa, cucaracha, concha”.

Eufemismos infantiles son: “polla, pollita, cosita, mariposa”; y curiosamente: paloma, que alude más al sexo masculino. Las denominaciones de “olla, pipa y chuspa” están ligadas al concepto de recipientes o metáforas de la forma.

Decir: “Selva, la calva y la zamba”, está claro que se alude al bello del pubis o a su carencia.

La “chucha y la chuspa” son palabras tomadas del quichua y significan también la misma vulva. Chucha tiene carga xenofóbica o racista, considerada y usada como una de las mayores expresiones de grosería y machismo, porque cuando a un hombre le “van a sacar la chucha” es porque le están degradando a un rol de falta de virilidad o de fuerza del macho. Hay que saber que en la dialectología quichua “chucha” significa raposa.

Hachazo” alude a la metáfora biológica y proviene de una práctica rural de lo que se hace con el hacha: partir.

Chepa” es una designación que proviene de un hipocorístico o trato familiar que se da a quienes se llaman Josefas. Las chepas eran por lo general las cocineras o empleadas de haciendas y de casas de ricos, quienes terminaban ofreciendo su “chepa” a los forajidos patrones.

Las formas: “trompa, y licuadora”, son metáforas modernas liadas a los extractores. La designación de “churumbela” son pipas para tomar mate, pero la metáfora más próxima tiene que ver con el significado de anillo de bodas. Se entiende que tiene que ver con la virginidad. Lo más valioso externamente era una churumbela como la prueba de amor.

¿Qué es “capirucha”? Es un femenino de capirucho o “capote antiguo con falda sobre los hombros” dice la Real Academia. Finalmente aparece la designación de “chistosa”, que indica que al sexo femenino se lo toma como juego, como entretenimiento que sirve para hacer bromas a los hombres.

El pene.-  

Aparece con las siguientes designaciones: Son 47 palabras que casi duplican contrastivamente con las denominaciones al órgano de las mujeres. Esto sin contar que hay eufemismos por separado para los tabúes del escroto y los testículos.

Le metáfora  que alude a las aves es la más usual: “Paloma, pájaro, lorito, pishco”. Esta última forma es palabra quichua que significa pájaro y que se ha diferenciado en la escritura de la forma /pillco – pilco/.

Parte íntima y partes nobles” son eufemismos cultos. La forma “miembro” dice la Academia que es “órgano de la generación en el hombre”. Cuando en cambio se le dice “órgano”, se produce una asociación semántica hasta con el instrumento musical, porque siempre “se lo toca”.

Las formas “salchicha, chorizo, tripa, alimento son metáforas de objetos alimenticios. Si se lo llama “aparato” se está pensando en un instrumento útil. Guarda relación con la designación “asistente” porque ayuda en una relación personal.

Formas infantiles son: “pipe, pipi loco, pepe (o pepito que es hipocorístico afectivo con que se designa a quienes se llaman José. “Picho, pichito” tienen que ver con la acción derivada de este sustantivo. Por eso cuando alguien va a “pichar” es  porque va a tener relaciones sexuales. “Tilingo, gusanito,  pitilín y pipilas” aluden a tamaños mínimos. Piti en quichua es poquito.

Caña, palito, tronco, varinga son metáforas de alusión vegetal ligadas a forma y grosor. La palabra “verga” es la considerada como de mayor grosería y es de mucho uso, sobre todo en estratos bajos. Etimológicamente la Real Academia dice que es el “miembro genital de los mamíferos”. En principio, la palabra verga es cualquier rama o vara o retoño (Corominas).  Esta palabra alude al estado flácido del miembro. Se ha recogido la forma “vergui” como un apócope afectivo de la forma anterior. “Piolín” es un diminutivo de piola. Está relacionado al uso en embarcaciones con bergantines.

Metáforas de productos alimenticios son: “barraganete, banano”, por su forma. Lo mismo se da con la forma “habano”, tabaco de buen tamaño que proviene de Cuba. La forma “murciélago”, alude a un designativo con repugnancia que produce el animal. La metáfora se refiere a todos los genitales.

 Decir  “pieza” es una ostentación por tener de tamaño grande; lo que también guarda relación con las formas “dedo gordo, tercer pie, gabardina”.

La “pinga”,  viendo el diccionario de la Real Academia, es lo que cuelga, lo que está empapado en algo, y también alude a que una cosa que está en posición vertical o perpendicular da el verbo pingar. Es de mucho uso en regiones litorales.

 “Cacho” es metáfora que alude a la erección, tomada de la cornamenta del animal. Eufemismos con nombres propios son: “Juan sin miedo, Pepe Lucho, don Guayamabe, Ricardo” este último es un eufemismo que alude a “rico”, en el sentido gastronómico de delicioso.

Un pene es “mantenedor” por el machismo. Se le dice “el travieso” como si se refiriera a un niño incontrolable. Y quienes le llaman “huevolver” han hecho un montaje, un palimsesto entre los términos huevo y revólver, pensando en  los disparos que hace el “arma” que no aparece en este listado.

Escroto.-

Son los llamados cojones”, como los designan también en España, aunque curiosamente no consta en el Diccionario de la Real Academia. En Cambio el Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispánico, de J. Corominas lo incluye “como un derivado del latín coleus, testículo”. Explica Corominas que la forma  “coyllones” era común en todas las lenguas romances, excepto en el rumano. El “coglione” era el testículo, y también “el tonto y majadero”.  Un derivado muy generalizado entre nosotros es “cojudo”, que la Real Academia en cambio define como “animal no castrado”. ¿Por qué para nosotros un cojudo es un tonto “pelotas”? ¿Es una paradoja?

Aludir a “pepitas, bolsas y pelotas” no requiere mayor explicación. Los “huevos” son metáfora de la forma. “Gemelos y compañeros” indican la solidaridad natural con la que se nace.

La forma “shigras” está tomada del quichua que refiere a una bolsa tejida con hilo de cabuya, y que las llevan las mujeres a la espalda. Es su cartera. En el campo, por lo general en las “shigras” se guardan los huevos.

La palabra “tamacas” curiosamente ha aparecido en las recopilaciones hechas por mis alumnos. ¿Algún costeño? Es una palabra que se registra en el caribe colombiano y tropical. También se utiliza en Centro América y se dice que se usó en el nahualt. Se refiere al  “Fruto de la palma, que tiene en su interior el corozo”, o sea la semilla; lo cual da una metáfora exacta para el escroto y los testículos. La definición está registrada en el Lexicón de Guajirismos, de Amylkar Acosta Medina, Abril de 2018, pdf.