En el informe a la Nación el Presidente estableció cuatro prioridades para el futuro: salud, alimentación, empleo y dolarización. Un programa minimalista para un presidente cuyo futuro sólo dura un año. Las ofertas son lo mínimo que puede ofrecer cualquier presidente y es un programa para el inicio más que para el fin de una administración.
El minimalismo, en arquitectura y decoración, es el espacio y la forma que carece de significación, que no tiene contenido emocional, histórico o simbólico; la extrema simplicidad, sin excesos, saturación o repetición, sin nada de accesorios ni ornamentación. Pueden parecer ambientes fríos y aburridos. El mensaje del presidente tuvo esas características. Sin historia, para no explicar su pasado que no se sabe cuándo fijarlo dada la continuidad con los personajes y los programas del anterior gobierno. De extrema simplicidad porque no entró en detalles de cifras, ni objetivos, estrategias o plazos. Sin contenido emocional o simbólico porque no pretendió llevarnos a ninguna idea grande o distante, no provocó inspiración, emoción o fantasía.
La realidad que sufrimos es demasiado prosaica y espesa. Vivimos la peor crisis que ha tenido el país y no podremos salir de ella si no cambia el comportamiento de los gobernantes, de los políticos, de los líderes sindicales y gremiales, de los ciudadanos. Confinados como estamos, no podemos advertir todavía la profundidad de la crisis económica, las secuelas de la pandemia, la convulsión social que se avecina y la turbulencia política.
Podríamos salir de la crisis si tuviéramos líderes capaces de hacernos imaginar el futuro y hacernos ver la salida; mostrándonos la realidad, con cifras verdaderas, y estableciendo plazos y controles. El último grado de la crisis es cuando se empieza a perder empleos y a bajar salarios. Otros países han pasado ya por esto.
El precio debemos pagarlo todos y ahora. Es más justo reducir los salarios a la mistad que despedir a la mitad de los trabajadores. Solo un estadista puede concebir esta idea y conseguir apoyo para ella. El presidente empezó excluyendo a militares y policías, la Corte Constitucional excluyó a universidades y se excluyen ellos mismos porque todas las entidades autónomas se han puesto de perfil, no se dan por aludidas, pretenden que todo el país se ajuste los cinturones para que ellos engorden más. Equidad, solidaridad, unidad, debían ser las palabras mágicas en el mensaje minimalista del Presidente.
Los políticos que ven a tiro de piedra la campaña huelen inmediatamente lo que es favorable para su popularidad y lo que puede ser perjudicial. En un país donde resulta imposible ningún acuerdo, se necesitaría de un milagro para aceptar incluso el mensaje minimalista. La gente desespera ya que adivina a dónde le llevan y ve que los conductores dudan . Por eso el cómico argentino Dady Brieva le reta al presidente Fernández: “Si vamos a ser Venezuela, seamos Venezuela ahora y ya está”.
FUENTE: EL COMERCIO
Sábado 30 de mayo 2020