Si, lo que requiere la Universidad es generar nuevas formas de conocimiento y asimilar en forma crítica la ciencia, la técnica y la tecnología, debe hacer un replanteamiento de los estudios de pregrado y de postgrado, para contribuir con un aporte serio al desarrollo y a la comprensión del país.
Un país viable económica y políticamente en el futuro necesita de una Universidad viable, sin angustias financieras ni presiones políticas. No se puede repetir la torpeza de los romanos de matar a Arquímides.
El compromiso básico de la Universidad es con el conocimiento y su desarrollo; conocimiento que permita articular el entendimiento de la problemática nacional a la solución de los problemas (por lo menos el diagnóstico) más acuciantes de la realidad nacional.
La Universidad no puede constituirse en una mera vía de escalonamiento social, aunque habría que reconocer que también cumple un papel en ese sentido, y muy importante.
La Universidad no puede quedarse callada ante los grandes acontecimientos del país y recuperar su capacidad de orientación sobre la sociedad.
La Universidad no se va a acabar porque no haya un presupuesto adecuado a las necesidades. Puede sobrevivir, como hasta ahora.
La Universidad puede cerrarse por falta de pensamiento, reflexión y debate académico.