Abrir las urnas, señal de transparencia

Por: Mónica Mancero Acosta

El ambiente político y social de nuestro país está muy caldeado; por un lado, tenemos el tema de la desastrosa gestión de las vacunas, sobre todo por las prácticas prebendarias del ex Ministro de Salud que, con razón, encendió los ánimos de la ciudadanía que exige un mínimo de ética en la larga espera por las vacunas.

Por otro lado, el nivel de violencia inimaginable en las cárceles del país nos ha colocado en un escenario de terror, que antes solo veíamos por los noticieros en países como Colombia o México. Comprender la compleja situación de una sociedad empobrecida que no da oportunidades a jóvenes que terminan arrinconados en el mundo de la delincuencia organizada, que vive gracias a la prohibición de las sustancias convirtiendo en un verdadero infierno todo lo que toca. Todo ello, unido a un sistema penitenciario que ha tocado fondo, no solo en nuestro país, sino en el mundo occidental.

La crisis económica y de desempleo que no da tregua, los riesgos de contagio y el encierro, nos está llevando a los ecuatorianos a una situación de verdadero pesimismo social y desesperanza, y aún siempre surge algo más y parece que no acabamos de tocar fondo.

En este contexto, las dudas fundamentadas sobre el resultado electoral de la primera vuelta se convierten en una situación verdaderamente explosiva, que es necesario transparentar. No puede haber democracia, aunque sea la mínima, la formal, si no hay una legitimidad clara en los resultados electorales. Peor si en el escenario que tenemos, ambos candidatos supuestamente finalistas tienen altos grados de rechazo ciudadano: uno porque representa los intereses de un régimen autoritario, corrupto y vengativo; y el otro, los intereses de una élite financiera aupando un programa neoliberal que no tiene cabida con más ajustes en las difíciles situaciones que estamos viviendo.

Las actuaciones del actual CNE han estado plagadas de dificultades desde el mismo día de su instalación; varios de los consejeros sabemos que responden claramente los intereses de uno de los candidatos, los otros se mueven con lógicas poco transparentes; los resultados son absolutamente estrechos; las actas con supuestas irregularidades son más de 16 mil, un número increíble que supera la mitad de ellas. Al país, en este escenario de desconcierto, le daría una señal de transparencia la apertura de las urnas; es cuestión de voluntad política, ya se lo ha hecho antes, no hay razón de no hacerlo ahora.