“Amores que matan” ¿cómo asesinan a las mujeres?

Por: Mónica Mancero Acosta

Frente a un nuevo 8 de marzo, en el que deberíamos conmemorar con logros como el de contar con mujeres en espacios de poder, de su inserción más equitativa en el mercado laboral y en puestos de dirección, de políticas públicas más asertivas con enfoque de género, de disminución de la violencia, no es así. La violencia, que es un continuum que va desde la simple amenaza verbal hasta llegar al último escalón que es el asesinato, recrudece con el encierro causado por la pandemia.

Está ampliamente demostrado que son las parejas de las mujeres quienes, en esta espiral de violencia, las terminan matando. Y también está demostrado que estos hombres no son enfermos, ni depravados, ni personas con problemas mentales; al contrario, son como dice el slogan, hijos sanos del patriarcado. La mayor parte de mujeres que mueren en manos de sus parejas intentan tener algún grado de autonomía, de su cuerpo, de sus movimientos, de sus contactos, y en ese momento el agresor prefiere matarla a dejar que viva con autonomía; es el intento de control y no su demencia lo que lleva a que planifique el asesinato. Entonces los hombres prefieren perder a su pareja matándola, y a veces matándose, que perder el control sobre ella. En esos términos, el poder que ejerce el patriarcado en los imaginarios de estos varones es contundente. Otras mujeres, de plano, han decidido abandonarlos, y ese es otro porcentaje importante de femicidios; el resto mueren en ataques sexuales. Muchas mujeres son asesinadas en sus propias casas, el sitio más peligroso para las mujeres.

A las mujeres las matan sus parejas o exparejas, con armas blancas las apuñalan innumerables veces, con armas de fuego las comen a balas, con golpes directos, con objetos contundente las machacan, desmembran sus cuerpos, las decapitan, las asfixian, las envenenan. Los cuerpos los ponen en fundas de basura, en sacos, en maletas; las tiran en las quebradas, en ríos, en terrenos baldíos. Acaban de encontrar a una mujer en Cuenca asesinada varios días ya, amarrada a un árbol. Algunos perpetradores se suicidan, otros intentan hacer creer que ellas se suicidaron. Muchos de estos femicidios son planificados cuidadosamente y no el resultado de una simple disputa o accidente.

Estas muertes son evitables, por el simple hecho de que tienen un patrón reiterativo de violencia, de ahí que con procedimientos eficaces estos femicidios pueden ser prevenidos. Lo que resta por hacer es mucho, pero ya vemos que los posibles candidatos para el nuevo mandato siguen hablando de “ideología de género” ¿De qué ideología hablamos? ¿De la que frente a tanta violencia pretende hacerse de la vista gorda?