Revista internacional La Clave llegó a su fin

Por: Wilson Zapata Bustamante
Director de EcuadorUniversitario.Com

Desde su fundación en enero de 2021, La Clave, revista de opinión, cultura y educación ha constituido un medio  de expresión y reflexión para todos aquellos que comparten una concepción liberal y abierta del pensamiento, la cultura y la acción política.

La Clave abordó cuestiones de actualidad de Ecuador, España y la comunidad internaional, contando con las reflexiones de destacados intelectuales, pensadores, poetas, escritores de renombre, rectores y docentes universitarios, pero no ha sido un simple almacén de ideas, sino que cumplió una importante función social, al contribuir a la plasmación del pluralismo que la sociedad ecuatoriana y de la región demanda.

Los fundadores de La Clave, con el Dr. José Manuel Castellano Gil PhD., a la cabeza, creyeron que en Ecuador se  precisaba con urgencia la necesidad de medios de comunicación libres e independientes, que desempeñaran una verdadera labor de democratización comunicativa, sin adoctrinamientos externos y, por consiguiente, con una imperiosa introducción de cambios significativos, en sus enfoques, tratamientos, prácticas y desempeños que debían estar adaptados a la construcción de una nueva realidad social.

En ese sentido, La Clave hizo un intento por descifrar tanto su territorio cercano como el mundo. Nació desde la necesidad social de contar con un medio activo, vivo, participativo, comprometido e independiente, sin obediencia ideológica, política, institucional, económica y bajo una orientación por proporcionar una mirada diferente a la realidad para buscar la reflexión y el análisis sobre los acontecimientos de la ciudad de Cuenca, la provincia del Azuay, la región del Austro, el país y el mundo, alejado de cualquier visión única.

Lo que movió a José Manuel  Castellano Gil y al colectivo que lideró, a crear o impulsar una revista cultural,fue la creencia de que lo que constituía su foco de interés podía ser compartido por un público más amplio. La frase hecha fue que existía un hueco en el mundo cultural que una nueva revista podía ocupar. Desde el punto de vista cultural supuso  la existencia de lectores que compartían, o podían llegar a compartir, los intereses de los editores. Lectores a los que, si se conseguía llegar, se identificarían con la revista y no solo la seguirían, sino que hablarían de ella e incluso, algunos,tratarían de publicar en ella.

La Clave pretendió convertirse, a pesar de sus amplias limitaciones, en un foro abierto en movimiento “desde y para la ciudadanía”, con un carácter eminentemente social y cultural, y estuvo integrada por un reducido equipo con experiencia y profesionalidad junto al aporte de una nueva savia, los jóvenes, y abierta a la participación ciudadana y a la diversidad de pensamientos. Una composición que constituyó su gran fortaleza y que estuvo asentada en principios éticos, valores y compromisos humanistas y sociales. Sus expectativas y objetivos fueron, desde luego, muy ambiciosas pero sus fundadores estuvieron muy conscientes que su caminar debía ser pausado y firme, sin entrar en la vorágine de una sobresaturación informativa, que son fuegos de artificios que desvía y devora los asuntos de relevancia e interés social.

Los estudiosos de la comunicación y especialmente de la prensa, sostienen que en líneas generales se puede decir que la función atribuida al periodismo moderno es la de informar, interpretar y guiar a la sociedad de la que forma parte. Sin embargo, otros consideran que esos tres elementos  -informar, interpretar y guiar-  no muestran más que la «superficie de una compleja relación  social», en la que los medios de comunicación tienen el doble papel  de unidades de producción y de reproductores ideológicos.

El sociólogo Armand Mattelart sostiene que, gracias  al desarrollo de las técnicas de la difusión, representaciones colectivas que no emanan de una base económica, tienen la posibilidad de invadir todas las capas sociales «y hacer  progresar las conciencias … más allá de las fuerzas productivas».

Otros analistas sostienen que «el desarrollo de las actividades relacionadas con la comunicación moderna, tanto en sus aspectos técnicos  como sociales, guardan un evidente paralelismo con la evolución de la economía y el acceso de las manifestaciones culturales a nuevos estratos sociales, determinados a su vez, por la liberación de las fuerzas productivas traída por el capitalismo y por su consecuencia política: la democracia.

La revista digital colaborativa LA CLAVE, que nació la noche del viernes 22 de enero de 2021  en la ciudad de Cuenca,  fue  un medio activo, vivo, participativo e independiente, sin obediencia ideológica, política, institucional o económica. Personajes de la academia, la ciencia, la cultura y la comunicación que estuvieron tras este proyecto cultural de la Atenas del Ecuador, hicieron de La Clave un producto cultural resistente al paso del tiempo y de las modas.

La Clave apareció con una periodicidad quincenal pero con actualizaciones parciales, bien diarias o semanales, en sus distintas secciones:Editorial; Entrevista Clave; Tribuna de Opinión; Participación Ciudadana; Perfiles; La Voz de la calle; Cultura; Política; Tecnología, Sociedad y Economía; y Fotoperiodismo.

La Clave fue un fenómeno algo misterioso que podríamos describir como la formación de una comunidad de autores y lectores, con una identidad propia y duradera. Una revista se puede decir que tiene éxito -con cierta independencia de la marcha de sus finanzas y de que sea más o menos conocida- cuando tiene lectores interesados en saber lo que se dirá en sus páginas, y autores que  piensan alguno de sus textos para publicarlo en ellas, antes incluso de que la revista se los solicite. Es decir, cuando la revista se ha hecho un lugar en la imaginación y las expectativas de autores y colaboradores, cuando no es solo un espacio de publicación sino un lugar de encuentro cultural.

Prometeos viejos sabios, doncentes con títulos de PhD., rectores de universidades, periodistas, escritores, poetas y estudiantes universitarios hicieron de La Clave una tribuna fecunda que logró crear un estado de conciencia capaz de estimular el trabajo que cada cual realiza en la sociedad.

La Clave cumplió sus aspiraciones.

Con el  número publicado el 22 de noviembre de 2023, la revista La Clave cumplió tres años de ininterrumpida publicación. Y aunque la revista ha encontrado una acogida pública capaz de garantizar su permanencia, llegó a su fin con la muerte de nuestro amigo José Manuel Castellano Gil, un gran gestor cultural que, con su extraordinaria labor en la esfera académica, como Prometeo viejo sabio, y  por su trabajo incansable como motivador cultural social, encontró eco en la intelectualidad y la juventud universitaria del Austro.

Lamentamos su partida , le extrañaremos. Su amistad y generosidad nos permitió comprender que en nuestro oficio no hay más que un principio absoluto: no dar jamás al lector páginas que a nosostros mismo no nos encanten.

También extrañaremos a los colaboradores de Grecia, España, México, Costa Rica, Honduras, Venezuela, Colombia y Ecuador, que hicieron de  La  Clave un gran producto cultural.