La información es importante para saber en dónde estanos y así poder avanzar con el fin de efectuar un aporte a la transformación de la educación superior del país, esperando así contribuir en la construcción de un mejor porvenir para la sociedad ecuatoriana.
Para que la educación superior sea más pertinente para las necesidades del país y para poder mejorar los procesos de enseñanza y el nivel de los egresados es crucial crear un ambiente rico en información. Si hay más y mejor información los jóvenes podrán elegir mejor sus carreras.
También es fundamental que los jóvenes bachilleres sepan que existen tres tipos de competencias indispensables para vivir en un mundo de cambio tecnológico veloz, de globalización económica y liberalización de comercio y de gran diversidad social. Estas son: poder utilizar las herramientas informativas (el lenguaje, la matemática, la ciencia) como una ventana que los conecte con el mundo: poder actuar con autonomía, asumir su posición en la sociedad para avanzar, y poder relacionarse con otros para armar equipo, cooperar y resolver problemas.
Para lograrlo es indispensable crear un entorno educativo rico en información. Que todos los que participan del sistema educativo, jóvenes, padres, maestros, entidades educativos, gobierno, sepan dónde están parados, cómo están educando a los niños y jóvenes y con qué calidad, qué desigualdades tienen y si van hacia dónde quieren ir. No puede mejorarse el sistema educativo si no se sabe dónde se está. Y de ahí la importancia en crear un ambiente rico en información.
En este sentido, también ha habido un rezago acumulado de muchos años, que hasta ahora empieza a superarse, afortunadamente con gran dinamismo. Desde hace muy poco, por fin se está desarrollando una estrategia de seguimiento y evaluación a la calidad de la educación superior que está empezando a darle luces al país sobre cómo son los procesos de enseñanza en las universidades (acreditación), y si son mínimamente adecuados, y cuál es el nivel de los egresados de las distintas carreras.
La información que se recoge con estos instrumentos no solo les permite a los estudiantes y a sus familias tomar decisiones más informadas de sobre cómo escoger la universidad y la carrera, sino que además les permite a las instituciones educativas y a los maestros saber qué están haciendo bien, qué no y cómo mejorar.
Todavía falta mucho camino por recorrer para que los ecuatorianos sepan realmente en qué está su educación superior, y por ende, poder empezar a ponerla a tono con los desafíos económicos y sociales del país. Esto se hace más urgente en un entorno globalizado en el cual tanto las instituciones educativas como los profesionales que egresen de ellas deben enfrentar un mundo más complejo y competitivo.
