Por: Dr. César Hermida B. | cesarh@plusnet.ec
Los parques lineales de Cuenca son una verdadera maravilla. Daría la impresión de que los cuencanos de tanto verlos en la vida cotidiana no los aprecian. Las alcaldías que los planificaron, los construyeron y continúan haciéndolo, merecen el reconocimiento de quienes los admiran y utilizan. Todos tienen sendas para caminar disfrutando de la naturaleza, como el de la orilla izquierda del Tomebamba, al pie del Barranco, que une con su verdor el Puente del Vado con el del Centenario. A partir de allí se está concluyendo la vía para autos que junta a éste con el de La Escalinata y sigue hasta el Puente Roto para continuar hasta el Vergel. Parece que el destino de ambas orillas del Tomebamba, aunque dispongan de nuevas veredas, es el de las vías para autos.
Seguramente se construirán en el futuro parques lineales a lo largo de las orillas del Tarqui y del Machángara, pero actualmente uno de los más hermosos es el del Yanuncay que nace desde Misicata con un sendero apacible que sigue con su verdor y tranquilidad por la orilla derecha y atraviesa por el puente de la Avenida de las Américas, llega y cruza el puente de la avenida Loja y continúa hasta el puente del reloj hasta llegar por una nueva hermosa senda hasta los Tres Puentes y seguir por la orilla izquierda hasta el puente de la Universidad del Azuay y finalmente concluir en el puente del Paraíso. Si no fuera por una grosera interrupción al final, en el terreno del Cuerpo de Bomberos, que obliga a salir a la calle, serían por lo menos 60 minutos de larga y sabrosa caminata.
Desde la madrugada aparecen ágiles usuarios de ambos sexos, solos o en parejas, que acompañados por la voz cantarina del río, se ejercitan trotando o caminando para mantener su salud. Cerca de los Tres Puentes hay grupos que practican bailoterapia u otros ejercicios con tutores especiales. El fresco clima acompaña a la numerosa clientela que va y viene por las sendas en las que crecen nuevos arbustos sembrados en diversas épocas y que pronto serán hermosos árboles.
Disfrutando de las sendas y del río se entiende mejor el concepto de parques lineales, muchos ya funcionando por unos cuantos años, otros en construcción, con linderos de pequeñas piedras en medio de un césped bien cuidado. ¡Qué maravilla de obras, con arte y con valor de uso, para la estética, para la salud, para el orgullo morlaco! Si así llueve que no escampe.
Con autorización del autor: Tomado de El Tiempo, edición 30-07-2012