Por: Dr. Juan Morales Ordóñez
La Constitución de la República y la Ley Orgánica de Educación Superior son los referentes normativos que determinan la naturaleza de las instituciones de educación superior en el Ecuador. El Consejo de Educación Superior, CES, la Secretaria Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, SENESCYT y el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior, CEAACES, son las principales instancias públicas que definen los requerimientos que deben cumplir universidades e institutos superiores técnicos y tecnológicos que funcionan en el Ecuador.
Las exigencias formales son importantes para el ordenamiento de las instituciones de educación superior, IES, y representan para estas un importante esfuerzo para cumplirlas adecuadamente. El acatamiento de esos requerimientos no debe inhibir el espíritu esencial universitario, que tiene en el diálogo y el debate a sus características fundamentales. La Universidad es la sede del ejercicio intelectual y de la reflexión moral sobre aspectos relacionados con la vida en sociedad, con el valor de la ciencia, con el rol de las profesiones, con el papel de la política y la ética. En fin, en la Universidad la reflexión y el diálogo deben ser consustanciales a todo su accionar. Los cuestionamientos generadores del debate sobre el porqué y el para qué de las acciones humanas, son el fundamento mismo de la formación académica.
Es inconcebible, por ser contrario al espíritu universitario, el abordaje y el aprendizaje de técnicas o conocimientos sin reflexionar académicamente sobre su importancia y efectos en la vida de las personas, de las sociedades y en su repercusión en el medio ambiente. La ciencia, la tecnología y las técnicas relacionadas con las diferentes profesiones, no pueden tratarse sin el conocimiento del escenario socio-cultural y sin la previsión de sus efectos en el medio ambiente. Es preciso fortalecer el estudio de las Humanidades para equilibrar la formación universitaria dotándola de sentido moral y social.
Es probable que el actual momento universitario, por el nivel de exigencia que representa el cumplimiento de requisitos formales, esté definido por ese esfuerzo, habiéndose, de alguna manera, soslayado el rol fundamental de la Universidad, que es el de ser reflexiva y propositiva. Los propios objetivos de estudiantes y profesores pueden verse influenciados por este proceder, fijándose como metas profesionales a la excelencia técnica y cognitiva, sin que exista preocupación por los valores y principios.
Debemos tener cuidado con esta situación para superarla si nos encontramos en ella y, para fortalecer el pensamiento diverso y crítico que permite mejores aproximaciones en la permanente y nunca terminada búsqueda de la verdad.