Literatura y erotismo

Por: César Hermida B. | cesarh@plusnet.ec

La feria del libro de octubre en Guayaquil se dedicó al erotismo. Se publicitaron obras relativas y se contó con la presencia de Almudena Grandes, quien escandalizó hace décadas al mundo de habla hispana con “Las edades de Lulú”. Es saludable que en una sociedad aún temerosa de abordar el tema, por antiguas prohibiciones religiosas que prohíben los placeres del cuerpo, se aborde el tema del erotismo y la sexualidad.

Rosa Montero, la admirada novelista española, fue la pionera con sus “Crónicas del desamor” en que describe las vivencias y consecuencias del “destape” de los años 70, en los que, en medio de un desenfreno juvenil llegado tardíamente a España junto con las nuevas libertades culturales, políticas y sociales, se descubrió el disfrute del placer de la sexualidad, aunque acompañada de excesos (como el consumo de alcohol y drogas). En ese mundo también nacieron hijos/as, deseados/as o no, de madres solteras, y el libro describe las diversas experiencias de amores y desamores, pues una vez concluido el disfrute sexual suele llegar el tedio y la soledad, si no se logró, al mismo tiempo, la difícil tarea de hacer el amor, que mantiene la pareja en el campo físico, afectivo y emocional.

Almudena fue más allá con “Las edades…”, pues describió todas las transgresiones, como un reto literario y político para la vieja sociedad, llegando a desgarrar la sexualidad y dejando al amor como la última esperanza de recuperación. Novela y película fueron, y aún son, apetecidas por muchísimos lectores y cinéfilos.

La sexualidad, esencial para la vida humana individual y colectiva, como el alimento y el trabajo, ha estado siempre determinada por lo social, por las culturas, y por el rol, generalmente restrictivo, del Estado. Desde el siglo III del cristianismo el tema se volvió un tabú por ser el “pecado de la carne” que llevaría a la condenación eterna.

En la literatura, la “Lolita” de Nobokov parece hoy una obra escrita para colegiales. Y novelas, como “Las 50 sombras de Grey”, producidas y difundidas con todas las características mercantiles del mundo capitalista, son leídas por millones, sobre todo por mujeres de toda edad y estado civil. Bien por ellas y por la sociedad que se libera de las restricciones.

Aunque se lamente el rol inevitable de los intereses mercantiles, con la disponibilidad de libros, internet, películas, videos, el tema del erotismo y la sexualidad se ha abierto su propio y saludable camino.

Publicado originalmente en El Tiempo de Cuenca.

Fecha de Publicación: 2013-11-04

 

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