¿Qué hacer cuando te dicen que no puedes? (II)

Por: José L. Pantoja PhD.

El Dr. Pantoja se graduó como Ing. Agrónomo en la Escuela Agrícola Panamericana – Zamorano, en el 2005. Luego realizó una práctica profesional en Manejo y Conservación de Suelos en la Universidad de Florida. En el 2009 obtuvo su Maestría en Fertilidad de Suelos en la Universidad de Arkansas, y en el 2013 obtuvo su Doctorado, también en Fertilidad de Suelos, en la Universidad Estatal de Iowa. Actualmente está vinculado como científico PROMETEO de la SENESCYT, y desempeña funciones de docencia e investigación en la ESPE – IASA I.

(Continuación)

Hace poco conocí el caso de estudiantes que, convencidos por sus padres, renunciaban a becas el mismo instante de abordar un avión (al parecer el ¡hija/hijo, mejor no te vayas! pesaba mucho más en sus vidas que la posibilidad de crecer profesionalmente y deciden renunciar a una beca).

También les comparto que el año pasado, mientras terminaba mis estudios doctorales, habían personas que me decían: ¡No vengas a Ecuador, aquí estamos cada vez peor! Un amigo mío que es residente en EE.UU. llegó a decirme: “¿Por qué extrañar Ecuador? ¿Para qué volver? Es mejor quedarse aquí y punto. En las actuales circunstancias Ecuador no es un país para extrañar ni para ayudar a cambiar, porque lo más seguro es que uno termine mal parado al opinar diferente a otro. Una cosa son los sueños y otra muy distinta son las quimeras. ¿Por qué extrañar un país en donde la cantidad de profesionales desempleados es alta y la cantidad de personas que no tienen profesión es más alta todavía? ¿Por qué extrañar un país donde los hombres y mujeres son rechazados en una entrevista de trabajo en su mayor etapa productiva? ¿Por qué extrañar un país donde más del 30% de mi sueldo se va en la educación de un hijo? ¿Por qué extrañar un país donde el soborno es normal a la hora de ganarse un contrato, obtener un documento, o incluso pasar de grado/curso/nivel? ¿Por qué extrañar un país en el que ser honesto es algo de destacar? ¿Por qué extrañar un país que piensa que porque sus principales ciudades tienen barrios de ricos que están “bien”, todo lo demás está bien? ¿Por qué extrañar un país que enseña intolerancia y clasismo a mis hijos? ¿Por qué extrañar un país que tiene hospitales, supermercados, y universidades de primera y segunda clase? ¿Por qué extrañar un país donde el cholo, longo, y negro son discriminados? ¿Por qué extrañar un país donde un politiquero tiene más estatus y credibilidad que el ciudadano promedio, y por eso recibe más atención y beneficios? ¿Por qué extrañar un país que tiene lagos, montañas, y valles; pero si uno va con sus hijos a pasear por ahí, no sabe si los delincuentes lo dejarán regresar sano y salvo? ¿Por qué extrañar un país donde mi hijo puede ser asaltado o secuestrado mientras va o regresa del colegio? ¿Por qué extrañar un país donde el vivo se sale con la suya y abusa de los demás?”.

Medité mucho antes de contestar a mi amigo, pero cuando lo hice le dije: Amigo, los ecuatorianos tenemos un debate: vaso medio lleno o medio vacío. Cada persona puede conseguir evidencias que apoyen con detalle que nuestro país está lleno de brechas, fisuras, y paradojas. Hay quienes dicen que ante una crisis algunos lloran y otros venden pañuelos. Yo decido vender pañuelos y no llorar. Yo decido ver el vaso medio lleno y no medio vacío. Y lo más importante, decido ser un actor del cambio y no un espectador, pues cada uno es arquitecto e ingeniero de su propia vida. Porque la vida es eso, ¡una elección! Y la experiencia me ha mostrado que cuando hago caso de los comentarios negativos todo se vuelve oscuro y no encuentro la salida. Pero cuando veo las oportunidades y las posibilidades, se me abren ventanas que nunca había visto. Por eso, para mí: Las dificultades son únicamente oportunidades para aprender a ser mejores.

Ecuador está lleno de oportunidades, de arquitectos rediseñando el país y de ingenieros planificando la forma de construir el Ecuador que todos queremos.

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