Los movimientos telúricos que están sucediendo en Quito desde la noche del viernes 8 de agosto de 2014 nos invitan a reflexionar sobre el tema. Creemos que es el momento adecuado para expresar las metas y prioridades de la capital de la República y del país en general en materia de protección frente a los riesgos naturales. ¿Estanos preparados para enfrentar un terremoto? ¿Las construcciones son antisísmicas? ¿Tenemos constructores responsables? ¿Sabemos qué hacer en caso de desastres naturales?…
La reducción de riesgos de desastres requiere de un enfoque integral, que implique a todos los actores de la sociedad en la toma de decisiones y en la elaboración de políticas.
La tarea no es exclusiva de los gobiernos o de algún sector específico sino de la sociedad en su conjunto.
La comunidad académica, empresarial y la sociedad civil deben compartir la responsabilidad con los gobiernos para disminuir la vulnerabilidad de la población ante los desastres naturales.
Los empresarios deben incluir a su sector como un actor más, con responsabilidades en la labor de reducir los riesgos.
Necesitamos responsabilidades compartidas, entre todos: El Gobierno Nacional, los gobiernos autónomos descentralizados, el sector académico, el empresarial, la sociedad civil.
Aquí tenemos que involucrar a todos ellos si queremos resolver este tema, que es preocupante, donde tenemos que decir que hemos causado todo nosotros mismos, por nuestras actitudes no bien pensadas a largo plazo, situaciones que pueden llevar a desastres y catástrofes naturales.
Insistimos en la necesidad de un enfoque completo para afrontar los desastres naturales.
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