Por: Dr. Jorge Núñez Sánchez
Presidente de la Academia Nacional de Historia
El notable historiador y patriota Federico González Suárez y un grupo de jóvenes intelectuales se propusieron, a comienzos del siglo XX, crear un centro de investigación y reflexión sobre la historia del Ecuador y nuestra América. Nació de este modo la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos Americanos, entidad que en breve plazo se destacó por su afán de crear una historiografía verdaderamente científica, construida a partir de las fuentes documentales.
Ese afán investigativo fue reconocido por el Estado ecuatoriano a través del Congreso Nacional, que en 1920 otorgó a esta sociedad el nombre de Academia Nacional de Historia.
Desde entonces ha corrido mucha agua bajo los puentes. Tras las huellas de su director fundador se sucedieron en la dirección de nuestra Academia algunos insignes personajes de la cultura y la vida política del país, como Jacinto Jijón y Caamaño, Celiano Monge Navarrete, Isaac J. Barrera, Julio Tobar Donoso, Carlos Manuel Larrea, Jorge Salvador Lara, Plutarco Naranjo Vargas, Manuel de Guzmán Polanco y Juan Cordero Iñiguez.
En los últimos tiempos se ha empeñado nuestra entidad en tener una membresía verdaderamente nacional, incorporando a sus filas a historiadores de todo el país. Ese objetivo está a punto de ser conseguido y con ello se ha ampliado y enriquecido el horizonte de nuestras preocupaciones intelectuales. Así, hace seis meses se realizó en Baeza el Primer Simposio de Historia Amazónica y el viernes 14 de noviembre se realizará el Segundo Simposio de esta serie, en la ciudad de Tena, con apoyo del GAD local y con participación de académicos de la historia, historiadores locales e incluso uno de esos guardianes de la sabiduría ancestral a los que la Unesco denomina “tesoros vivos de la cultura”.
Pocos días después, el 24 de noviembre, inauguraremos el Primer Simposio de Historia de la Ciencia y el Pensamiento Científico en el Ecuador, que durante dos días se desarrollará en la Casa Alhambra, sede de nuestra Academia, contando con el auspicio de Yachay EP. Este importante foro contará con la participación de un grupo de notables científicos ecuatorianos, que por primera vez se reunirán para reflexionar sobre la evolución de sus correspondientes disciplinas y también sobre las formas de recuperación de la memoria científica ecuatoriana.
Un dato interesante es que el libro de memorias de cada uno de esos simposios será entregado a los asistentes al final del evento y que también el gran público podrá bajar gratuitamente esos libros visitando la página web de la Academia Nacional de Historia.
Todo esto nos alegra en lo personal y en lo institucional, porque con este variado y duro esfuerzo, efectuado con recursos mínimos, tratamos de actualizar nuestra entidad y ponerla a marchar al ritmo de las aspiraciones nacionales. Entendemos que esa es la forma en que una institución académica debe servir a su país, en nuestro caso, mediante una sostenida recuperación de la memoria colectiva.