El cerro Santa Ana de Guayaquil

Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva

El cerro Santa Ana es el lugar donde nació Guayaquil, allá por el siglo XVI en las décadas de 1540 a 1550, cuando el español Diego de Urbina reasentaba la ciudad en las faldas de lo que se denominaba “Cerrito Verde”, que junto al Cerro del Carmen formaban una imagen parecida a una silla de montar por lo cual se llamó a la urbe como la “Ciudad de la silla gineta”.

El nombre de Santa Ana, se debe a una antigua leyenda que dice que el soldado español Nino de Lecumberry, en una de sus faenas, estando en peligro de muerte, invocó a dicha santa para salvarse. Al lograrlo, en agradecimiento, colocó en la cima del cerro, una cruz con la leyenda de “Santa Ana”. Desde ahí, los pobladores empezaron a llamar así al lugar que antes era llamado por los aborígenes originarios como “Loninchao”.

En el cerro Santa Ana tenemos un mirador natural desde el cual se puede divisar toda la Ciudad de Guayaquil. Es el lugar en donde está el Museo de la Música Popular Julio Jaramillo, del Puerto Santa Ana, y el Museo Naval “El Fortín”. Antes de iniciar los escalones para subir al cerro, en sus faldas, tenemos la Calle de “Las Peñas”, barrio emblemático del Puerto Principal reconocido por su estilo arquitectónico colonial, cuyas casitas multicolores alegran a los turistas y visitantes.

La colina, es uno de los más importantes miradores de Guayaquil, pues permite efectuar un recorrido visual de 360 grados, en el que se aprecia por el norte: la intersección de los ríos Babahoyo y Daule que forman el Guayas; por el sur: el casco comercial de la ciudad; al este, la Isla Santay y Durán; y al oeste, el cerro del Carmen y el resto de la ciudad. En el mirador del cerro, hay binoculares especiales para uso del turista.

El Cerro Santa Ana, además, es una zona turística, cuyo acceso se da por las escalinatas Diego Noboa, que tiene 444 escalones, en los que hay plazas, glorietas, museos, capilla, el faro, galerías de arte, tiendas de artesanía, cibercafés, bares y restaurantes.

Este hermoso lugar, con mucha historia, debe ser declarado Santuario Poético de la Ciudad de Guayaquil, porque allí nació la ciudad y por la hermosa vista hacia toda la ciudad desde su cima.

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