Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva
Obra poética, de 1945 a 1998, del poeta Efraín Jara Idrovo, poeta universal, nacido en Cuenca. Su escritura poética, una de las más representativas de la poesía ecuatoriana e hispanoamericana del siglo XX, reunida en “El mundo de las evidencias”, se inicia en 1945 y se inscribe en una tradición que hunde sus raíces en el modernismo, el postmodernismo y las vanguardias, para instalarse después en el movimiento poético hispanoamericano contemporáneo.
En la Reseña que le hace la Universidad Andina Simón Bolívar –UASB- consta lo siguiente: “El poeta Jara Idrovo, con asombrosa escritura poética, hace de su poesía un escenario para el enfrentamiento entre el yo y el mundo, en medio de un diálogo tenso y conflictivo, hecho de complicidades y desencuentros que no acaba de resolverse jamás: en este enfrentamiento se reconoce el acto fundante de la subjetividad humana.
Su obra poética hace reflexiones sobre el tiempo, la soledad, la muerte, el lenguaje, la no correspondencia entre conciencia y mundo, vivida como ruptura y nostalgia de la armonía original, anterior al tiempo y a la historia, conduce su escritura por sucesivos intentos de restaurar la unidad perdida, la apertura hacia la experiencia de esa radical “otredad” que es el mundo”. La obra tiene el estudio introductorio y notas de María Augusta Vintimilla.
Sus dos libros iniciales son: “tránsito en la ceniza” (1947) y Rostro de la ausencia (1948). Dos poemas, obra escrita en 1963. En 1978, publica “Sollozo por Pedro Jara”, y recién en 1980, aparece su libro: “El mundo de las evidencias”, que recoge su producción literaria de poesía en su primer ciclo: 1945-1970-, luego, vendrán evidencias II y evidencias III, de 1971 a 1998.
El pensamiento poético de Efraín Jara Idrovo, se divide en las siguientes partes:
El mundo de las evidencias: obra poética, 1945-1998.
1. El mundo de las evidencias I: 1945-1970
2. El mundo de las evidencias II: 1971-1997
3. El mundo de las evidencias III
Por su importancia, la obra poética universal de Jara Idrovo hay que leerla, releerla, pensarla y repensarla, a más de que se la puede leer de diferentes maneras.