Hasta el 30 de enero está abierta la exposición “Desapareciendo”, en el museo Camilo Egas

Los ganadores del Fondo Concursable 2015 en la disciplina de Artes Visuales exponen, desde el jueves 7 de enero del 2016, en el Museo Camilo Egas del Ministerio de Cultura y Patrimonio (Venezuela N9-02 y Esmeraldas, esquina, Centro Histórico de Quito) 15 archivos, carteles e infografías referidos a los casos de personas desaparecidas, en la muestra denominada “DESAPARECIENDO”.

Esta exposición constituye un acercamiento a la reflexión y sensibilización sobre el fenómeno social de la desaparición involuntaria en Ecuador, desde el activismo gráfico y las prácticas del arte vinculadas a los derechos humanos. Es una propuesta de creación y pensamiento crítico con la intención de apoyar la acción social de los familiares y organizaciones que llevan a cabo el seguimiento y activación de los casos de desapariciones.

El proyecto expositivo hace una aproximación a la memoria de 12 familias de personas desaparecidas (Carolina Garzón, Juliana Campoverde, Geovanna Pérez, Leonor Ramírez, Telmo Pacheco, Gustavo Garzón, Alexander Romo, Byron Roncano, Camilo Tobar, Luis Velásquez, Christian Acevedo, Luis Sigchos), configurando un panorama sobre la ausencia, el olvido, la búsqueda del rastro y las políticas institucionales. En este contexto, se parte de un ejercicio de memoria-desclasificación-traducción de archivos domésticos para generar un espacio de diálogo y visibilización.

La exposición es el resultado del trabajo coordinado entre la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas del Ecuador, ASFADEC; el proyecto “DESAPARECIENDO» y el Museo Camilo Egas del Ministerio de Cultura y Patrimonio que facilita este espacio público a fin de incrementar el ejercicio de los derechos culturales de las personas y las colectividades en condiciones de equidad, igualdad en el marco de una sociedad plurinacional e intercultural.

«A menudo elaboro listados de nombres […],
porque tengo la impresión que decir o escribir
el nombre de alguien le devuelve la vida por unos instantes;
si lo nombramos es porque reconocemos la diferencia».

Christian Boltanski (1996)

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