Por: Dr. César Paz y Miño
Científico e Investigador de la UDLA
Finalizo con lo que debió ser mi posición en el evento: ‘La biodiversidad ecuatoriana y la utilización de sus recursos genéticos: ¿una utopía?’.
Por medio de publicaciones, el GBIF (Global Biodiversity Information Facility) ha registrado 20.493 especies, dato que al compararlo con publicaciones ecuatorianas, presenta un desbalance relativo al área de ciencias biológicas y afines. Sobre Ecuador hay 9.145 artículos científicos, esto es 47% de investigaciones realizadas, aunque debe reconocerse que la mayoría no aborda temáticas sobre biodiversidad (agricultura, ambiente y Tierra). En contraste, los trabajos científicos realizados en Ecuador llegan a 1.909, de los cuales solo 59% se refiere a las temáticas mencionadas; es decir, 1.126 artículos (datos Scopus). Lo expuesto evidencia que los ecuatorianos no investigamos en el área de biodiversidad y todo lo que conocemos al respecto viene de afuera; es decir, desde aquello biopirateado.
El panorama es aún peor, pues al analizar las instituciones ecuatorianas que investigan sobre biodiversidad, hay muy pocas y pocos investigadores que las hacen. ¿De dónde salen tantas descripciones de especies en el GBIF? ¿quién investiga la biodiversidad ecuatoriana?; y en especial, ¿en realidad se investiga?
Los ecuatorianos nos hemos colocado camisas de fuerza, tapado los ojos, puesto candados y tirado las llaves al fondo del mar, a causa de las leyes dictadas para blindar la investigación, que de hecho realizan los pocos centros y pocos investigadores ecuatorianos. Y si bien nos hemos defendido en algo del biopirateo, se han dado cortos pasos para convertirnos en una potencia investigativa en biodiversidad.
Para que Ecuador logre ser un referente en investigación de la biodiversidad, deberíamos: ubicar grupos fuertes y apoyarlos económicamente, facilitar las investigaciones de tales grupos o de investigadores nacionales locales, abolir trámites burocráticos, reconocer los aportes de ecuatorianos, confiar en investigadores nacionales sin considerarlos infractores, contar con posgrados en la especialidad y con becas de reinserción, financiar las investigaciones. El Estado debe apoyar a los investigadores propios y no atosigarlos, pero sí perseguir a los biosaqueadores y a sus cómplices.
La idea final del sistema de acceso y distribución de beneficios es que se beneficien países con la diversidad, como Ecuador, y el conocimiento mundial. Es legítimo proteger nuestra biodiversidad, pero es más práctico investigarla sin prejuicios. Al no investigarla, estamos haciendo el juego a los amos del conocimiento.