Las cuatro enfermedades cardíacas que más se presentan en Ecuador: Insuficiencia Cardíaca (HF), Infarto de Miocardio (MI), Fibrilación Auricular (AF) e Hipertensión (HTN), le costaron 615 millones de dólares a la economía ecuatoriana por los ingresos que se dedicaron a la atención de 1,4 millones de personas que padecen estas patologías, la morbilidad, la mortalidad prematura, los costos para el cuidador y la pérdida de productividad.
A esta cuantificación se llegó por primera vez en Ecuador y en los países de América Latina gracias a un estudio realizado por Deloitte Access Economics Australia, otras firmas miembros de Deloitte en Latinoamérica, especialistas clínicos de la región y líderes de opinión de importancia clave en colaboración con Novartis, en el que se analizó la prevalencia de las enfermedades cardio-metabólicas en México, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela, Panamá y El Salvador.
El estudio calculó conservadoramente el costo de las afecciones en la región (ataques del corazón, insuficiencia cardiaca, fibrilación e hipertensión) en más de 30.9 mil millones de dólares en el 2015. Para ver esta cifra en perspectiva, el costo de la organización de los Juegos Olímpicos de Río del 2016 se calculó en cerca de USD 13.2 mil millones, es decir que las enfermedades cardíacas costaron para los 9 países analizados más del doble de estos juegos.
Todos los años, aproximadamente 89,6 millones de personas en Latinoamérica (27,7% de la población adulta de la región) son diagnosticadas con cardiopatías. En Latinoamérica la prevalencia de factores de riesgo como la hipertensión es muy alta, y hay menos recursos para combatir las enfermedades, y esto agrava la carga en la vida de los pacientes y los presupuestos nacionales para los cuidados de salud.
Entre los factores de riesgo más comunes de las enfermedades cardiovasculares se encuentran el historial familiar, el origen étnico y la edad, que no se pueden cambiar; otros factores de riesgo incluyen la exposición al tabaco, la alta presión sanguínea o hipertensión, el colesterol alto, el sobrepeso o la obesidad, la falta de actividad física, la diabetes, dietas no saludables y el consumo dañino de alcohol, que se pueden corregir y recibir tratamiento.
Lynne Pezzullo, investigadora principal de Deloitte Access Economics Australia, expresó: “El impacto lo sienten las personas que sufren la enfermedad, así como los gobiernos, los negocios, las familias y los amigos, en los tratamientos de cuidados de salud, pérdida de productividad, la carga de los cuidadores informales y otros costos. La investigación muestra que la telemedicina y las intervenciones de apoyo estructuradas por teléfono, están en el grupo de opciones para la prevención y el tratamiento a bajo costo de estas enfermedades”.
Caso Ecuador
Las enfermedades cardíacas imponen limitaciones físicas, sociales, financieras y de calidad de vida relacionadas con la salud en los individuos afectados. Estas enfermedades resultan en una carga económica y un impacto en la sociedad debido a los gastos del tratamiento de atención a la salud, las pérdidas de productividad por impactos en el empleo, los costos de proporcionar atención formal e informal y la pérdida de bienestar.
De acuerdo con la Organización Mundial la Salud, en Ecuador las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte. En el año 2012 estas representaron el 10,3% de las muertes totales registradas.
Por otro lado, según datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos del Ecuador (INEC), en el año 2014 se reportaron un total de 4.430 muertes por enfermedades isquémicas del corazón, mientras que por insuficiencia cardíaca, los fallecimientos llegaron a 1.316. Las arritmias cardíacas sumaron un total de 168 muertes, mientras que los fallecidos por paros cardíacos en ese mismo año fueron 106.
En Ecuador las cuatro enfermedades cardíacas afectaron en 2015 aproximadamente a 1.4 millones de personas. El costo de atender a las personas enfermas con patologías cardíacas, fue superior a los 600 millones de dólares en el año 2015, lo que representó una pérdida de 0,6 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB), y el 2,5% de los costos del sector de la salud. La Insuficiencia Cardíaca (HF) impone el mayor costo financiero con 228 millones de dólares; seguida del Infarto de Miocardio con 227 millones de dólares; la Hipertensión con 97 millones de dólares y finalmente la Fibrilación Auricular con 69 millones de dólares.
Los costos de la atención de estas enfermedades cardíacas fueron pagados por el Gobierno, los aseguradores privados y los individuos, mientras que las pérdidas de productividad fueron asumidas por los individuos, los gobiernos -en la forma de ingresos fiscales perdidos- y la familia o amigos que, en muchos casos, redujeron su trabajo para proporcionar cuidados a los enfermos.
Con el fin de disminuir estos altos costos económicos y mejorar el bienestar de los pacientes y sus familias, algunas acciones a fortalecer según los investigadores son: aumentar la prevención, una mayor aplicación de la telemedicina y un mejor soporte en la atención de los pacientes.
Acerca del estudio
La investigación fue realizada por Deloitte Access Economics Australia, otras firmas miembros de Deloitte en Latinoamérica, conjuntamente con los aportes de entidades de Novartis en los nueve países, Novartis LAS (que encargó la investigación) y prestigiosos especialistas clínicos de la región y líderes de opinión de importancia clave.
Sobre Novartis
Con sede central en Basilea, Suiza, es una de las principales compañías farmacéuticas a nivel global, líder mundial en investigación y desarrollo de medicamentos innovadores que tratan y previenen enfermedades, mejorando la calidad de vida y el bienestar de las personas. Novartis cuenta con unos de los portafolios más importantes y dinámicos de la industria farmacéutica, entre los que se incluyen medicamentos innovadores, genéricos y productos para el cuidado de la salud y de la visión. Está presente en más de 140 países y tiene más de 100.000 empleados en todo el mundo, que comparten la visión de crear un mejor futuro para los pacientes. Más del 17% de sus ventas anuales son invertidas en investigación y desarrollo, marcando la diferencia para millones de pacientes.
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