Están tomados de sus memorias.
- Vale más conocer perfectamente algunos autores y algunos temas, que tener una idea vaga y superficial de muchos autores.
- En la juventud hay que andar entre libros como se va por el mundo: en busca de buenos amigos.
- Hagamos un gran sitio a los grandes textos. El número de las obras maestras es tal que jamás las conoceremos todas. Tengamos confianza en la selección hecha por los siglos.
- Procuremos elegir bien el alimento. A cada espíritu le conviene un régimen literario especial. Aprendamos a conocer quiénes son nuestros autores, encerrémonos con ellos y dejemos tranquilamente fuera de casa a los demás.
- Rodeemos nuestra lectura, siempre que sea posible, de la atmósfera de recogimiento que reservamos a una noble ceremonia.
- Hagámonos dignos de los buenos libros, porque con la lectura ocurre como con el amor: que no se halla ni en el amor ni en los libros nada más de lo que ya se lleva dentro. El arte de leer es, en gran parte, el arte de encontrar la vida en los libros y, gracias a ellas comprenderla mejor.
- No nos ha de importar nada estar al corriente de la literatura actual (esto es cosa de los críticos), si estamos un poco al corriente de algo de lo bueno que se ha escrito desde que el mundo escribe.
- Un último consejo: lo mejor que podemos hacer con un libro, del que después de leer los primeros capítulos tenemos la impresión de que nunca lo reeleremos, es cerrarlo y dejarlo cerrado ya para siempre.
André Maurois
André Maurois es el seudónimo de Émile Herzog, Émile Salomon Wilhelm Herzog, novelista y ensayista francés nacido el 26 de julio de 1885 en Elbeuf, Normandía y fallecido en París el 9 de octubre de 1967.
Descendiente de una rica familia dedicada a la industria textil, Maurois realizó estudios secundarios en Ruan (Liceo Corneille) y superiores en Caen. Tuvo como profesor al filósofo Alain que le animó a tomar el camino de la escritura. Ante la perspectiva de tomar la dirección del negocio familiar, optó por la literatura.
Durante la I Guerra Mundial, sirvió como intérprete del Estado Mayor británico, lo que le familiarizó con el carácter y la cultura anglosajona.
En 1938 ingresó en la Academia francesa. Durante la II Guerra Mundial luchó por la Francia libre como capitán del ejército francés, y se refugió en Estados Unidos al negar su obediencia al gobierno pro-nazi de Vichy. Estuvo asimismo con las fuerzas aliadas en África del norte en 1943.
A su regreso a Francia, en 1946, siendo recibido con todos los honores, siguió escribiendo y llegó a alcanzar una avanzada edad, falleciendo a los 82 años el 9 de octubre de 1967.
André Maurois recibió en vida el homenaje del mundo intelectual -aparte de la admiración del público-, y, entre otras distinciones, la de académico, siéndole otorgada también la Gran Cruz de la Legión de Honor.
Inteligente, desapasionadamente objetivo, escritor de fama por sus novelas y sus biografías, en las que destacó gracias a una profunda documentación y amenidad, André Maurois fue un profundo conocedor del alma humana; leerle constituye un verdadero placer.
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