El colectivo Jóvenes Muyu y miembros del Pueblo Natabuela investigan la vestimenta y su simbología

Los pueblos indígenas del Ecuador han transmitido su cultura a través de la ropa que confeccionan y utilizan. El colectivo Jóvenes Muyu y miembros del Pueblo Natabuela se han propuesto investigar la vestimenta y su simbología. El 24 de octubre, ocho investigadores presentaron los resultados de sus trabajos.Uno de los participantes del encuentro, fue el historiador peruano Adrián Ilave, quien se unió a través de una videoconferencia.

Ariruma Kowii, director de la Cátedra Pueblos Indígenas de América Latina de la Universidad Andina Simón Bolívar, señala la importancia de la indumentaria: “a pesar de las adaptaciones españolas, es un símbolo de resistencia cultural”.

Con la Sala Manuela Sáenz llena, se inició el encuentro con la proyección del reportaje “Vergüenza de utilizar la vestimenta kichwa en las mujeres”,  que pregunta a mujeres indígenas acerca de su uso de su ropa. Evidencia que las generaciones más jóvenes prefieren jeanes, blusas o camisetas mestizas. Y los mayores temen porque se pierda su identidad.

La primera investigadora en presentar su trabajo fue Isabel Choro Dichi, del pueblo kañary. Con fotos de las prendas que conforman la indumentaria indígena, Choro contó el origen de los colores, gráficos y materiales de los que son confeccionadas. Es consciente de los cambios que se han dado en su cultura.

Chumpis, pichunchis, walkas, orejeras, manillas son algunos de los elementos de esta indumentaria. Cada uno tiene un significado, en su color y en su figura. Por ejemplo, los usos de las fajas, explica, son diversos. Se llama mama chumbi a la que se utiliza para envolver a los niños tiernos, para protegerlo de las malas energías. Y mientras se lo envuelve, agrega Choro, la madre le aconseja cómo comportarse incluso cuando sea mayor: “tienes que ser líder, tienes que ser fuerte, no tienes que ser mentiroso. Y a las mujeres, se les sujeta las caderas, para que después del parto, sus huesos vuelvan a la normalidad”.

La indumentaria –señala Ariruma Kowii- no solo ha servido para identificar la pertenencia de una persona a una comunidad, sino también para conocer si estaba casada o soltera, o si estaba en una etapa de búsqueda de su pareja.

Asimismo, las festividades andinas demandaban del uso de nuevas prendas, cuyos diseños correspondían al sentido de la fiesta, o si estaban en época de invierno o de verano.

“La riqueza simbólica de la indumentaria –agrega Ariruma Kowii- permitía un desarrollo visual, simbólico y literario importante”.

En la actualidad, dice Kowii, las poblaciones, como la otavaleña, han dado pasos fundamentales. Las comunidades han logrado adquirir propiedades y promover almacenes especializados en la ropa otavaleña, principalmente de las mujeres.

Asimismo, hoy existen diseñadoras jóvenes que han estudiado diseño de manera formal. Y sus trabajos son muy valorados. Ese es el caso de Hilda Males, quien tiene pedidos con meses de anticipación.

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