Con altos honores militares, cívicos y religiosos recibió Quito los restos mortales del Obispo José Cuero y Caicedo (Cali-1735 / Lima-1815), primer Presidente del Estado de Quito y prócer del proceso independentista del Ecuador.
Tras su arribo al aeropuerto Mariscal Sucre de Quito, procedente de la ciudad de Guayaquil, los restos del Obispo fueron escoltados por la policía ministerial y metropolitana hasta la histórica Plaza de la Independencia, lugar donde esperaban, Raúl Vallejo, Ministro de Cultura y Patrimonio; Felipe Vega de la Cuadra, Viceministro de Defensa Nacional; Alexandra Jaramillo, Viceministra de Justicia, Derechos Humanos y Cultos; Anabel Hermosa, Segunda Vicealcaldesa de Quito; Monseñor Fausto Travez, Obispo de la Ciudad; Jorge Núñez, Presidente de la Academia Nacional de Historia; y, Elizabeth Astete, Embajadora de Perú en Ecuador.
Trasladados en hombros de miembros del Ejército Nacional, por medio de una calle de honor, los restos fueron depositados al pie del monumento a los próceres de la Independencia, escenario del acto protocolar que se inició con la entrega de ofrendas florales por parte del titular de Cultura y la diplomática peruana, y que continuó con un minuto de silencio como homenaje póstumo al Obispo José Cuero y Caicedo.
Al caer de una tarde nublada, Anabel Hermosa destacó el trabajo del Gobierno Nacional del Ecuador y de la Embajada de Ecuador en el hermano país peruano, para repatriar los restos de uno de los personajes históricos más importantes de Quito, por su lucha en defensa de un pueblo que fue sometido por fuerzas españolas.
“Quito recibe a un héroe de la Patria, un hombre que luchó por combatir las injusticias, esto sin duda nos compromete a seguir batallando contra la pobreza y las desigualdades sociales”, dijo la edil.
Por su parte, Jorge Núñez, a través de las siguientes palabras, rememoró la vida y lucha del obispo José Cuero y Caicedo, hasta su destierro y muerte en Perú: “Ahora, estos restos gloriosos del primer Presidente del Estado independiente de Quito han llegado finalmente a nuestra capital, para ser acogidos por la nación entera y guardados respetuosamente en esta catedral, que otrora fuera escenario de su gloria episcopal y de su compromiso con la libertad de nuestro pueblo”.
Fausto Travez, por su parte, recalcó: “Llegó a Quito y aquí junto a los demás próceres de la independencia, dio inicio a una auténtica revolución, y a un cambio ante las injusticias. Su permanente deseo de progreso no fue bien visto por quienes defendían los intereses de seguir perteneciendo a España.”
Raúl Vallejo Corral, Ministro de Cultura del Ecuador, en su intervención, recordó la lucha revolucionaria del obispo José Cuero y Caicedo, así como la valentía que demostró al resistir la opresión y el dolor físico que le costó su defensa al pueblo de Quito entre 1809 y 1812, así como la crueldad que le significó su traslado al Perú: “En esa ciudad (Lima) falleció el obispo-Presidente, agobiando por la derrota, la enfermedad y la miseria. Y ahora, doscientos años después de su muerte, el Gobierno del Ecuador rinde un justo homenaje a este notable patriota, que fuera Presidente del primer Estado independiente surgido en Hispanoamérica, el Estado de Quito”, acotó el Secretario de Estado.
Finalmente, tras el acto litúrgico oficiado por Monseñor Fausto Travez, en la Catedral Metropolitana de Quito, el féretro fue depositado en la cripta del templo, junto a otros preclaros de la Patria, entre ellos, Carlos Montúfar, Antonio José de Sucre y Federico González Suárez.
Antecedentes
El 1 de marzo de 2016 los restos del Primer Presidente del Estado de Quito llegaron a Guayaquil desde el puerto de El Callao en Perú, hasta la capilla ardiente que el MInisterio de Cultura y Patrimonio levantó en el MAAC. En este contexto la memoria del prelado fue motivo de varios conversatorios, así como de una exposición sobre su vida.
Como Obispo de Quito José de Cuero y Caicedo cumplió un papel trascendental en los hechos de la Revolución Quiteña (1809-1812) principalmente en el levantamiento sucedido el 10 de Agosto de 1809. Fue el prelado quien denunció las arbitrariedades de Ruiz de Castilla en el juicio contra los próceres; en ese escenario, y a través de una procesión improvisada, buscó detener la matanza del 2 de Agosto de 1810.
El 11 de octubre de 1811, en cabildo abierto, los representantes del pueblo de Quito proclamaron su independencia total de España, eligieron al Obispo Cuero y Caicedo como el Primer Presidente de la Junta de Gobierno de Quito, y convocaron a un Congreso General de los Pueblos del país quiteño para elaborar la Ley Constituyente del 15 de febrero de 1812. La progresista y liberal Constitución del Estado de Quito establecía una República con división de poderes, muestra clara de un Estado soberano e independiente de la corona española.
Prófugo, tras la derrota militar de Ibarra, Cuero y Caicedo logró salvarse de los fusilamientos a los que los patriotas fueron sentenciados por los realistas. Tras un ensañada persecución, el prelado fue capturado por los españoles, despojado de sus bienes, de la silla episcopal, y condenado al destierro en España. Encadenado y con guardia armada, viajó a Lima, donde falleció el 10 de diciembre de 1815.
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