Públicos de 80 países sintonizaron, a través de medios digitales, el foro de alto nivel organizado por la Unesco para hablar sobre la libertad de expresión y el peligro de la desinformación en el marco de la crisis sanitaria precipitada por el coronavirus.
En el encuentro virtual participaron el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres; la alta comisionada para los Derechos Humanos, Michel Bachelet; la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay; el presidente de la Federación Internacional de Periodistas, Younes Mujahid; la periodista filipina, fundadora del sitio Rappler.com, Maria Ressa, y el secretario general de Reporteros sin Fronteras, Christophe Deloire
En su intervención, el secretario general de Naciones Unidas destacó que “muchas de las informaciones sobre el covid-19 en las redes sociales son informaciones distorsionadas” La aseveración la hizo al resaltar las conclusiones a las que llega el Informe sobre “Tendencias Mundiales 2020 sobre medios de comunicación en tiempos de covid-19”, que será presentado mañana por la Unesco. Guterres advirtió que “esta pandemia también depende del tratamiento que se dé a la información, de que se pueda dar información fidedigna”.
Al referirse al trabajo de los comunicadores sociales, Guterres exhortó a los periodistas a verificar los contenidos que se propalan en las redes sociales: “Quiero agradecer a todos los periodistas, a todos los que nos informan, a los que comprueban la veracidad de las informaciones que circulan en las redes sociales, los hombres y mujeres que se ocupan de estas cuestiones de salud pública. La Organización de Naciones Unidas está con todos ellos”.
La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, anotó, por su parte, que “Si bien el virus mata, las noticias falsas también le ayudan a hacerlo, cuando dan falsas esperanzas, falsos remedios, cuando se deslegitima las instrucciones de salud o el discurso científico”. Azoulay añadió que “para mantenernos informados, los periodistas en el terreno están poniendo en riesgo su salud y sus vidas, y queremos por ello expresarles nuestro agradecimiento; su trabajo es crucial”.
Por su parte, la alta comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet advirtió que para enfrentar la desinformación se “necesita un esfuerzo mancomunado en función de poder ofrecer información fiable y precisa. Por ello, las empresas y los Gobiernos deben proporcionar información fiable, promover la alfabetización mediática, y también colaborar con la organización civil, las organizaciones internacionales, colaborar con la OMS”.
Ecuador fue el primer país, a nivel mundial en manifestar su preocupación frente a la proliferación de noticias falsas difundidas por las redes sociales. A mediados de abril pasado, mediante carta dirigida a la Directora General de la UNESCO, la delegación ecuatoriana ante la Organización solicitó que se dé máxima prioridad a enfrentar el problema de la difusión, en el contexto de la pandemia, de noticias falsas a través de internet, y se lo someta a debate entre los Estados representados en la Organización. A raíz de la iniciativa ecuatoriana, media docena de países en diversos foros respaldaron este pedido.
Según nuestra Cancillería, Ecuador ha sido afectado por noticias falsas difundidas a través de las redes sociales e internet, con especial virulencia desde finales de marzo último. Una investigación del portal independiente “Código Vidrio” estimó que esta trama tiene una estructura organizada con centenares de colaboradores, a diferentes niveles, y 8.000 replicadores continuos. En medio de la pandemia, grupos sin escrúpulos intentan sembrar el miedo y la desinformación y obtener réditos políticos de la tragedia humana.
Estos grupos que actúan en las sombras, decía el informe: “Esencialmente buscan generar en la población desobediencia social ante las últimas medidas del gobierno, para enfrentar la crisis humanitaria por la pandemia del coronavirus. Su herramienta principal es el miedo”, anotaba la publicación.
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