Mortimer Adler, uno de los “padres fundadores” del movimiento en favor de los “Grandes Libros”, dijo de ellos lo siguiente: “Los grandes libros no son restos polvorientos para que los eruditos investiguen. Son, en cambio, las fuerzas civilizadoras más potentes que hoy existen en el mundo”.
“Los problemas humanos continúan siendo los mismos en todas las edades. Cualquiera que lea los discursos de Demóstenes y las cartas de Cicerón, descubrirá cuán constante es la preocupación de los hombres por la felicidad y la justicia, la virtud y la verdad”.
“Los grandes libros son populares, no pedantes. No han sido escritos por especialistas sobre especialidades para especialistas. Sean de filosofía o de ciencia, de historia o de poesía, tratan de problemas humanos, no académicos. Fueron escritos para hombres, no para catedráticos”.
Tomado de la Revista Nuestro Tiempo Nº 317 (Universidad de Navarra)
