El conversatorio ‘Inti Raymi en la ciudad’ generó un diálogo intercultural para sensibilizar sobre los orígenes y la adaptación actual de esta fiesta andina. En el encuentro, realizado este lunes 20 de junio de 2016 en el Auditorio ‘José Mejía Lequerica’ de la Asamblea Nacional, participaron jóvenes de nacionalidades y pueblos que habitan en Quito, estudiantes del área social de universidades, activistas y gestores culturales, invitados especiales y público en general.
El coloquio abordó las siguientes temáticas: ‘Manifestaciones culturales e identidades diversas de los pueblos ancestrales en las urbes contemporáneas’; ‘El Inti Raymi: Del pueblo a la ciudad’; ‘Inti Raymi y los espacios’; y, ‘Juventud Kichwa y nuevas propuestas para el Inti Raymi’.
César Pilataxi, académico Kayambi, dijo que el Inti Raymi antes era visto desde la visión de las autoridades locales, es decir, desde el punto de vista turístico, por ello las comunidades comenzaron a organizarse para hacer el encuentro cultural desde su propia cosmovisión y darle el verdadero sentido a esta fiesta. Muchos lo ven con el sincretismo de San Pedro, San Pablo, San Juan y dependiendo de la zona se ha evidenciado dos dificultades: la que viene desde la iglesia Católica y otra desde los intereses de las autoridades locales.
Precisó que la celebración del Inti Raymi es una ritualidad que tiene lugares específicos en las comunidades. Habló de la ritualidad en sí que significa recargar energías para sentir durante el año su cobijo y sobre todo en la celebración. Indicó que cada comunidad realiza esta festividad desde su propia cosmovisión. Actualmente trabajan en coordinación con los gobiernos locales lo que ha permitido el desarrollo de esta festividad como una manifestación cultural donde afloran los saberes, conocimientos y principios de confraternidad y el comunitarismo.
El mundo sabe que los pueblos indígenas y ancestrales hemos regresado para hablar del Inti Raymi, dijo Katza Cachiguango, sabio del pueblo Kichwa Otavalo al resaltar que algunos creen que esta celebración solo es una fiesta del sol y la cosecha cuando más bien responde al ciclo agroastrómico anual y la sabiduría de criar vida sobre la tierra.
Los pueblos kichwas del norte inician el Inti Raymi con el año ritual en los lugares más espirituales donde se conectan con seres espirituales que se hacen presentes para volver al Pachakutik y rehacer al mundo, señaló Cachiguango al precisar que a nivel urbano se conoce como la fiesta del sol, mientras que en el contexto comunitario es una celebración donde se reactualizan los saberes milenarios, la espiritualidad, se renuevan física, emocional y mentalmente. La presencia de la mujer es vital, porque significa el equilibrio, expresó.
El panelista Katza Cachiguango al analizar el baño ritual que permite abrir las puertas a los seres espirituales para volver al sitio y ordenar el mundo, manifestó: “El contexto urbano toma la festividad por el lado material de la cultural, es decir, la ‘folcloriza’, olvidando la espiritualidad”.
Refirió al Aya Uma como guía espiritual que se conecta con la naturaleza; no obstante, su verdadero valor ha sido desvirtuado al cambiar su nombre por el de Diablo Uma. Además, calificó a la música y el baile como canales de éxtasis para lograr renacer en el tiempo.
El Inti Raymi,dijo, conserva los ritmos musicales de cada pueblo, danzas con gestos particulares, cánticos, instrumentos propios, gastronomía, ritualidad y espiritualidad, entre otros elementos. Sin embargo, las generaciones actuales lo asumen, no como una fiesta simple sino como una celebración ceremonial; solo así podrá entenderse lo que es un “churay churay”, “kaypi”, “ojajajaaaa”, entre otras manifestaciones propias de esta ritualidad.
Luis Alberto Toaza, académico y docente, al hablar de la migración hacia las ciudades de las comunidades y los pueblos indígenas, señaló que esta situación ha dado lugar al cambio de la identidad, aspecto que ha generado preocupación desde lo urbano, por ello algunos sectores trabajan para rescatar la identidad de los pueblos y la valoración de los saberes.
Esta celebración debe motivarnos para compartir juntos ya que todos somos iguales, por tanto, hay que recuperar la espiritualidad para agradecer a la madre tierra y al padre sol por sus bondades, añadió Toaza.
Toaza señaló que si la celebración se mantiene viva en el corazón de las comunidades kichwas, karankis, otavalos, natabuelas, kayambis, en la actualidad también forma parte de un ritual del pueblo kichwa urbano y mestizo que conoce la celebración y participa en ella.
Vilma Granda, la última panelista en participar, animó a los jóvenes indígenas a recuperar y cuidar sus tradiciones. “No debe avergonzarnos ser kichwas y nuestros rituales”, dijo Granda, al tiempo que resaltó que el Inti Raymi es el espacio para compartir y retornar a la tierra, es la oportunidad para volverse a ver después de tanto tiempo con familiares y amigos, “es recuperar esa identidad que tenemos como kichwas”, puntualizó.
Wilma Granda, activista cultural señaló que hace poco se bailaba el San Juan y últimamente toma impulso el Inti Raymi que es la fiesta del sol, el vínculo que se da entre las comunidades y la madre tierra.
Hay que recuperar la identidad, el idioma Kichwa, sin dejar de ser lo que somos y sin dejar de ser jóvenes. No debemos avergonzarnos de decir que venimos de una familia kichwa, enfatizó.
Al finalizar el coloquio los panelista respondieron varias dudas de los asistentes, concluyendo que para fortalecer el Inti Raymi se debe conocer y experimentar la riqueza social y cultural que guarda esta celebración ancestral.
En este encuentro, se anunció que este martes, desde las 08:00 estudiantes de educación bilingüe de Pichincha se reunirán en la avenida Patria y 6 de Diciembre para mostrar, vivir lo que es nuestro y recuperar lo que fue nuestro. Luego avanzarán hasta la Legislatura donde serán recibidos por la presidenta de la Asamblea Nacional, Gabriela Rivadeneira.
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