Retratos de tejedores artesanales de Chimborazo serán plasmados en tejidos de lana

En la actualidad son pocos los artesanos que aún elaboran ponchos, bayetas, mantas y anacos con telar de cintura y lana de borrego. La técnica de estos pequeños productores está a punto de desaparecer por la competencia desigual que generan los productos sintéticos importados y otros similares, razón por la cual no han logrado cautivar a las nuevas generaciones.
Estas consideraciones motivaron a Robert Orozco, fotógrafo y gestor cultural de la provincia del Chimborazo a presentar su proyecto: “Retratos de artesanos tejedores de la provincia de Chimborazo, fotográficamente positivados a la goma bicromatada sobre sus propios tejidos de lana de borrego”, el cual fue ganador de los Fondos Concursables que lidera el Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador en su ejecución y asesoría.

A partir del año 2007, con el objetivo de incentivar la libre creación artística, la producción, distribución, circulación y disfrute de contenidos, bienes artísticos y culturales, el Gobierno Nacional, y en apego al Plan Nacional del Buen Vivir, implementó la línea de apoyo institucional denominada Fondos Concursables, con un monto económico que en el año 2015 de un millón de dólares, que fue repartido entre ciento veinticinco proyectos culturales en todo el país.

Con la puesta en práctica del Plan y a punto de culminarlo, Orozco recorrió los diez cantones de la provincia del Chimborazo: Riobamba, Penipe, Guano, Chambo, Colta, Guamote, Alausí, Chunchi, Pallatanga y Cumandá, para capturar en imágenes a los conservadores de este patrimonio: el telar de cintura con lana de borrego, cuyo compromiso con su arte va más allá de lo económico. Es un oficio que busca convertirse en una verdadera lucha entre la tradición y la modernidad, de saberes, artesanía o productividad, vida o muerte.

Gustavo Barreto, riobambeño de 82 años, está dedicado al arte del tejido desde adolescente como herencia familiar. No tiene sucesor y prefiere actualmente criar animales. “Los tejedores estamos desapareciendo, ya nadie se pone el poncho”, comenta el adulto mayor.

“Permitirles sobreponerse y revalorizar sus saberes para que las nuevas generaciones se apropien de sus tradiciones y encuentren en ellos motivos de orgullo e identidad” son algunos de los intereses del gestor cultural que supo fusionar dentro de un mismo proyecto manifestaciones culturales de la zona natal de sus padres con técnicas fotográficas de su profesión poco conocidas en el país, como es la goma bicromatada creada a mediados del siglo XIX, para poner en valor a la fotografía, que a decir del mismo, es un arte poco estimado en la sociedad de la inmediatez y la tecnología portátil.

La técnica fotográfica utilizada es producto de un proceso investigativo personal y artístico de Orozco, que facilita la impresión en tejidos de lana de borrego. El resultado plástico obtenido por este medio es único e ideal para proporcionar carácter a la obra por medio de una coloración irrepetible. Al momento, la edición de imágenes en blanco y negro para la creación de negativos finalizó para posteriormente ser plasmadas en los telares.

“Tener un poncho o una manta de lana de borrego tejida por los últimos artesanos que sobreviven al frío del páramo, la migración y la ardua agricultura, no solo es motivo de admiración y respeto, sino además, motivo para conocer al ser humano, su historia, deseos y sueños”, afirma Orozco.

EcuadorUniversitario.Com

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